sábado, 11 de octubre de 2025

Partiendo la Palabra Dm. XXVIII (Lc 17,11-19) Jesús, limpia mi corazón

 



 Diez leprosos van al encuentro de Jesús suplicándole que les cure. Jesús les dice que vayan a los sacerdotes, como indica la ley (Lev. 14,1...) Se ponen en camino y de pronto se ven curados. Uno de los diez se volvió donde Él y le adoró, reconociéndole como el Hijo de Dios. Dijo entonces Jesús: Solo tú has vuelto ¿Y los otros nueve? Y añadió: Tú fe te ha salvado.

La Catequesis de este Evangelio es muy fuerte.

 De nada sirve curarse la lepra exterior -las apariencias- si persiste la interior, la del alma. La mirada de Dios traspasa las apariencias; alcanzan el corazón. A los nueve que se vieron curados por fuera ya les pareció suficiente, son aquellos a los que Jesús llama necios, en el Evangelio. Necios porque no les importa el antro de maldad: mentiras, envidias, avaricia, vanidades...etc. que pululan en su corazón como dice Jesús (Mc 7,20-23). El que volvió donde Jesús, nos recuerda a aquel 10 por ciento de israelitas que permanecieron fieles a Dios mientras que el otro 90 por cien que en Babilonia se adaptaron a los ídolos. 

Dios llamó, a ese 10 por ciento "mis pobres” Los Anawin, y su Hijo les dio el Nombre de "Pobres de espíritu" (Mt 5,3) Estos son inmensamente Amados por Dios porque viven a contracorriente del mundo, Amadísimos por Él, porque escogieron para su alma, a Jesús y su Santo Evangelio...que son inseparables.

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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