Cómo el Hijo de Dios nace espiritualmente en el alma devota
El bendito Hijo de Dios, ya
espiritualmente concebido, nace espiritualmente en el alma. Nace, en efecto,
cuando después de un sano consejo, después de un examen suficientemente maduro,
después de haber invocado la ayuda de Dios, el propósito se pone en marcha;
cuando el alma ya comienza a poner por obra aquello que había analizado en su
mente pero que siempre temía empezar, por miedo de fracasar. En este felicísimo
nacimiento los ángeles se alegran, glorifican a Dios, anuncian la paz, ya que,
mientras se lleva a efecto lo que antes había sido concebido en el alma, la paz
vuelve a formarse en el hombre interior. En efecto, en el reino del alma no
cunde la paz buenamente cuando la carne lucha contra el espíritu y el espíritu
contra la carne; cuando la soledad afecta al espíritu y la muchedumbre a la
carne; cuando Cristo deleita al espíritu y el mundo a la carne; cuando el
espíritu busca el descanso de la contemplación con Dios, y la carne ansía el
honor de los puestos en el siglo. Por el contrario, cuando la carne se somete
al espíritu, una vez que se lleva a cabo la obra buena, que antes impedía la
carne, vuelve a formarse la paz y la exultación interior. ¡Oh, qué feliz
nacimiento el que engendra un júbilo tan grande en los ángeles y en los
hombres! “¡Oh qué dulce y deleitable sería obrar según la naturaleza si nuestra
locura lo permitiese, sanada la cual, la naturaleza sonreiría de inmediato a
los naturales!”
Entonces, comprobaría la verdad de lo que dice
el Salvador: Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi
yugo es suave, y mi carga ligera.
Más aquí has de notar, oh alma
devota, que si te deleita este jubiloso nacimiento, primero debes ser María.
“María”, en efecto, significa mar amargo, iluminadora y señora
Sé pues, un mar amargo por la contrición de
las lágrimas, doliéndote muy amargamente de los pecados cometidos, gimiendo muy
profundamente por los bienes omitidos, y afligiéndote incesantemente por los
días malgastados y perdidos. Sé, en segundo lugar, iluminadora por la vida
honesta, por la acción virtuosa y por la diligente dedicación en afianzar a los
otros en el bien. Sé, por último, señora de los sentidos, de los deseos de la
carne, de todas tus acciones, para que todas tus obras las hagas según el recto
juicio de la razón y en todas ellas anheles y procures tu propia salvación, la
edificación del prójimo y la alabanza y la gloria de Dios.
Después de esta feliz navidad,
conoce y gusta cuán suave es el Señor Jesús Suave, en verdad,
cuando es nutrido con santas meditaciones, cuando es bañado en la fuente de
devotas y tiernas lágrimas, cuando es envuelto en los pañales de los castos
deseos y cuando es alzado en brazos del santo amor, colmado de besos por los
afectos de devoción y abrigado dentro del seno del propio corazón. Así, pues,
nace el niño espiritualmente.
(San Buenaventura)
Many Thanks for the shared this informative and interesting post with me.
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