¡Madre mía! 117 Km
de Nazaret a Belén por un desierto en absoluta soledad para cumplir con el
edicto del Cesar y los designios de Dios…
Supongo que fue un
viaje apoyado por ángeles, demasiado arriesgado para una Mujer a punto de dar a luz y un hombre, rienda en
mano, cargado con toda la responsabilidad de la salvación del mundo.
Días y noches con
sus descansos y peligros hasta llegar, por indicación de un hombre de Dios, a
un establo fuera de Belén. Sí, el refugio era “perfecto” y, allí esperaba un buey
para dar calor a quien nacería milagrosamente.
María sentada sobre
una manta en el suelo descansaba mientras José se procuraba agua de un
riachuelo cercano… Aquél lugar se convirtió en un hogar de paz y esperanza.
Era media noche cuando
una luz cegadora inundó a María desde lo alto. José quedó inmóvil, sin
reaccionar… Y del vientre de María, milagrosamente nace el Niño Dios que un Ángel entrega en sus brazos. La luz
desaparece y José vuelve a la realidad reconociendo el Divino milagro.
Desde aquel día, año
cero, el mundo se rige; desde 33 años después, los pecados perdonados del mundo,
los absorbe Dios; desde la Inspiración del Espíritu Santo a los Evangelistas,
el mundo conoce el camino, la verdad y la vida que le llevará al “Establo” de
Dios.
Fue el día, es el
día de Emmanuel para nuestra liberación ¡Feliz Navidad!
Emma
Díez Lobo
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