jueves, 26 de diciembre de 2019

El establo de Dios





¡Madre mía! 117 Km de Nazaret a Belén por un desierto en absoluta soledad para cumplir con el edicto del Cesar y los designios de Dios… 

Supongo que fue un viaje apoyado por ángeles, demasiado arriesgado para una Mujer  a punto de dar a luz y un hombre, rienda en mano, cargado con toda la responsabilidad de la salvación del mundo. 
  
Días y noches con sus descansos y peligros hasta llegar, por indicación de un hombre de Dios, a un establo fuera de Belén. Sí, el refugio era “perfecto” y, allí esperaba un buey para dar calor a quien nacería milagrosamente.

María sentada sobre una manta en el suelo descansaba mientras José se procuraba agua de un riachuelo cercano… Aquél lugar se convirtió en un hogar de paz y esperanza.  

Era media noche cuando una luz cegadora inundó a María desde lo alto. José quedó inmóvil, sin reaccionar… Y del vientre de María, milagrosamente nace el Niño Dios  que un Ángel entrega en sus brazos. La luz desaparece y José vuelve a la realidad reconociendo el Divino milagro.

Desde aquel día, año cero, el mundo se rige; desde 33 años después, los pecados perdonados del mundo, los absorbe Dios; desde la Inspiración del Espíritu Santo a los Evangelistas, el mundo conoce el camino, la verdad y la vida que le llevará al “Establo” de Dios.

Fue el día, es el día de Emmanuel para nuestra liberación ¡Feliz Navidad! 
    
 Emma Díez Lobo     

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