lunes, 23 de diciembre de 2019

Navidad y Ternura de Dios


"La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1,14).

 Considerando las muchas veces que encontramos la Ternura de Dios en el Antiguo Testamento y a la luz del espíritu de la Navidad, podemos transcribir la cita anterior de esta forma. La Ternura de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros.

 ¡Cuántas veces vemos esta Ternura en los gestos y actitudes del Hijo de Dios!.  Recordemos por ejemplo cuando traspasó con su mirada amorosa el corazón de aquella prostituta que sentada a sus pies se los lavaba con sus lágrimas y cómo dijo con énfasis a los perplejos comensales: "sus muchos pecados quedan perdonados porque ha amado mucho" (Lc  7,47).

En las entrañas de Dios, el poder y el amor van de la mano y esto es lo que celebramos en Navidad: que no hay abismo personal que no sea sometido por la Ternura de Dios. Tengamos en cuenta que los pies simbolizan el Evangelio en la Escritura, por lo que ésta prostituta que se abraza a los pies de Jesús representa a todos los que buscan su Ternura hasta hacerse con ella y cuando la alcanzan, alcanzan también la Pasión Inmortal por el Evangelio es decir la única pasión con el sello de la inmortalidad que nos es posible vivir en este mundo. Pues ésta es mi petición y deseo para todos vosotros en esta Navidad: que nos hagamos con la Ternura de Dios... está entre nosotros, se llama Jesús, se llama también. Su Evangelio.

(P. Antonio Pavía-Misionero Comboniano) 
comunidadmariamadreapostoles.com





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