jueves, 27 de febrero de 2020

TU CASA



Pisan mis pies tu casa y mi alma se serena.

Traigo ante ti mi cansancio y la mano suave de tu palabra calma mis pies cansados.

Me pesa el alma, me pesa el mundo y entre los días que pasan me abres la puerta a tu casa, donde te encuentro.

Y allí se para el tiempo, nada rompe esta quietud que tú me regalas y me confirma que estás, que siempre has estado, que siempre estarás.

Tú que te haces especialmente presente en mi silencio.

Tú, a quien encuentro aunque la vorágine del mundo te esconda.

(Olga) 
comunidadmariamadreapostoles.com


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