La alegría por tu
Presencia
En este Evangelio se
nos dice que Juan Bautista no era la Luz sino testigo de ella, para que por él,
por su testimonio, todos creyeran en Jesús.
Es muy importante esta
puntualización ya que dado el poso de idolatría que el pecado original ha
dejado en nuestro corazón somos dados a apegarnos, más allá de lo razonable, a
santos, por supuesto reconocidos como tales por la Iglesia, dejando un poco de
lado a Jesús el Enviado del Padre como Fuerza de nuestra Salvación.
Entendemos ahora el
grito de Juan Bautista: ¡No os fijéis en mí, dirigid vuestra mirada hacia Él!
Un pastor de Jesús no busca su propia gloria, busca el bien del rebaño
que Jesús le ha confiado, por eso antes de que a sus ovejas les den “tics”
idólatras les dice con la misma convicción que Juan Bautista que fijen, como
señala enfáticamente el autor de la carta a los Hebreos, sus ojos en Jesús el
único que da inicio y plenitud a su fe (Hb 12,2).
P. Antonio Pavía
https://www.comunidadmariamadreapostoles.com/
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