viernes, 18 de diciembre de 2020

… Todo es gris

 

Caminaba por la calle de vuelta a casa… Hacía mucho tiempo que no salía y me aventuré a dar un paseo hasta una tienda cercana.  

¡Qué triste está la gente! No hay gestos ni ojos que iluminen vida, es descorazonador ver como la alegría ha desaparecido del rostro que asoma por las mascarillas del mundo.

El color gris de las calles se ha trasladado a las miradas y la desesperanza se transmite como si no hubiera futuro. ¡Qué pena y qué dolor de muchas almas huérfanas! Veo desde mi ventana a hijos desmantelando casas vacías de padres que no salieron adelante; luces que no se apagan día tras día…

Ambulancias que esperan bajo las ventanas a enfermos que no volverán en largo tiempo o nunca más. Tras los cristales de los hogares se vive la amargura y el miedo a ser el próximo en salir hacia “lo desconocido”.

La oración se ha vuelto el constante e imprescindible hecho para pedir que nadie enferme en tu casa, en tu familia y amigos; mientras, cientos de whats aparecen en los móviles para que sonrías por unos segundos en las habitaciones que atrapan la existencia.   

¡Qué curioso que la tv no haga anuncios con media cara tapada o en estado de reclusión! La falsedad de un mundo pasado que ya no existe, acrecienta la melancolía viviente y te lo recuerdan minuto tras minuto.    

¡Qué triste vivencia! El tiempo se ha vuelto gris… 

Emma Díez Lobo

 


 

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