Me preparé para recibirLa
después de confesar ¡Madre mía! Tenía a mi Dios
real conmigo, físicamente y por un
tiempo corto, pero conmigo... Ya no estaba en mi mente ni en mi creencia, Le podía tocar...
¡Por 15 minutos! Increíble,
Le dije que no se marchara que se quedara un poco más, pero según S. Felipe
Neri, es el tiempo que permanece dentro del alma. Con razón a la media hora ya estaba
criticando... ¡Irremediable!
Pena tener la Iglesia tan
apartada -me cuesta respirar cuando camino- pero quiero volver. Si pudiera
estaría Comulgando cada 15 minutos para no tener que confesar continuamente. Cuando
el cura me ve debe decir ¡Otra vez la
misma!... Y me da apuro, siempre soy la que llama a la Sacristía, los
confesionarios ya no están y no veo a nadie más que a mí.
Pienso que “la gente” es
cuasi perfecta o no se da cuenta de Quien se apropia de su alma. Tal vez me
pase, tal vez no llegue, pero siempre me siento “rellena de pecados”; no hay un
solo día que me asemeje a Pablo ¡Qué va!, más bien me parezco a los ajos que se
repiten y repiten...
Soy un ajo con alma menos al
Comulgar ¡Jesús, no tengo solución!, pero Dios quiere mi alma, aunque huela a
ajo después de 15 minutos.
Emma Díez Lobo
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