Al confiar Jesús
a Pedro sus ovejas para que se las apacentara (Jn 21,15), le concedió también
la Fuerza para cumplir esta misión. También Él recibió la Fuerza del Padre para
cargar el mal del mundo, mal que le llevó a la crucifixión.
Pedro representa
a todos los discípulos de Jesús; tanto sacerdotes como seglares que recibimos
de Él la misión de apacentar-evangelizar al mundo con la premisa de que éste
nos odiará como le odió a Él (Jn 15, 18). Al igual que Jesús somos
enviados "como corderos en medio de lobos" (Lc 10,3).
Jeremías es una
figura bellísima de Jesús y de sus discípulos. A causa de su misión profética,
fue perseguido y despreciado por los suyos, tanto que muy dolido llegó a decir:
" La Palabra del Señor ha sido para mí motivo de desprecios oprobios cada
día." Sin embargo, no desiste de su misión pues… seguimos su relato:
"Pero el Señor es mi fuerte defensor..." (Jr 20,13).
Oigamos ahora el
testimonio que nos da Pablo sobre la Fuerza que los anunciadores y testigos del
Evangelio reciben de parte de Jesús: "Llevamos este tesoro -el Evangelio
que anuncian- en vasos de barro para que aparezca que una fuerza tan
extraordinaria viene de Dios, no de nosotros.
Atribulados en
todo más no aplastados, desvalidos más no desesperados..." (2 Co 4,7-10).
P. Antonio Pavía
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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