El mundo está lleno de
padres de verdad -los hay de mentira-, son ellos, los de verdad a quienes dedico
este día de S. José porque son y fueron “Josés”; que por su amor, esfuerzo y trabajo
pido a Dios perdone sus errores.
Nunca tuvieron demasiado
tiempo para ellos, pero sí para enseñar con su ejemplo de qué va la vida; nos procuraron
infancias en paz, formación, estudios y experiencia. Unos, trabajando de sol a
sol; bajo tierra o sobre mares; levantando el País de mil maneras, pero siempre
con la mente en sus hogares.
Fueron, son y serán los que
están al “quite” de cualquier arbitrariedad. Ninguno ceja en tender su mano y consejo
hasta que no puede más, y es entonces cuando llega el turno agradecido de nuestra
dedicación a ellos.
Mi homenaje por excelencia a
esos padres que, más allá de la razón y con ella, son llamados a filas en
defensa de las libertades de “todos” los hijos. Qué Dios les guarde y salve.
Emma
Diez Lobo
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