Hoy iniciamos la
Cuaresma, tiempo de gracia que nos mueve a intensificar nuestra relación con
Jesús; de acrecentar nuestros deseos de ser, como Juan, Discípulos Amados suyos
dejando que el Divino Alfarero haga de nosotros, con su Evangelio, un hombre
nuevo como dice Pablo (2 Co 5,17).
Muchos fueron los
israelitas que mantuvieron su fidelidad a Dios en medio de sus pruebas y que de
una forma u otra suplicaban a Dios la venida del Mesías que crearía en ellos un
corazón nuevo. Entre ellos señalamos a David (Sl 51,12). Sus pecados fueron enormes,
pero fue tal su dolor y arrepentimiento que viene a ser una figura profética de
todos aquellos que dieron un giro completo a su vida y siguieron a Jesús. Jesús
diría de David lo mismo que dijo de aquella pecadora pública que durante un
banquete se acercó a Jesús y con sus lágrimas lavó sus pies -que simbolizan el
Evangelio- y los secaba con sus cabellos. Jesús le dijo ante los comensales que
no entendían nada: "Sus muchos pecados les son perdonados, porque ha amado
mucho" (Lc 7, 48…). Así es como nos ama Jesús, ¿Te lo vas a perder?
P. Antonio
Pavía
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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