Uno de los
pasajes más ricos y profundos sobre la oración que nos ofrece el Evangelio es
aquél en el que vemos a María la hermana de Lázaro sentada a los pies de Jesús
escuchando su Palabra (Lc 10,38...). La escena es bellísima. María a los pies
de Jesús escuchándole representa al verdadero buscador de Dios que descubriendo
sus huellas en el Evangelio de su Hijo no descansa hasta que su
Presencia-Palabra se haga un hueco en su alma. María también representa a las
vírgenes sensatas a quienes les urge tener su alcuza llena de aceite (La
Palabra Viva) para que las lámparas de sus corazones estén radiantes de luz,
tanto los días buenos como los malos.
María de Betania
nos enseña la actitud que hemos de tener ante la Palabra; no se lee de corrido,
casi por obligación, sino lentamente, paladeando el Espíritu y Vida que fluyen
de ella (Jn 6,63b). Es un escuchar con el alma rendida, enamorada de Jesús,
Palabra del Padre, que te mueve a dar crédito a sus palabras, aunque al
principio no las entiendas del todo... y cuando das crédito a Jesús en lo que
te dice en su Evangelio, ya eres una persona orante; lo eres porque Dios, ya ha
abierto en tus entrañas la Fuente de la Vida, que es Él mismo viviendo en ti
(Jn 14,23). Entonces... ya no necesitarás ningún maestro que te enseñe a Adorar
a Dios en espíritu y verdad (Jn 4,23-24).
No necesitarás ni
maestro ni cursos ni libros, tan solo la Palabra, el Evangelio porque El
Maestro ya vive en ti.
P. Antonio Pavía
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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