El grave ERROR de base es no separar al hombre del Espíritu Santo impuesto en la Ordenación de
Sacerdotes Católicos.
¡Cuántos me encuentro que
unen lo humano con lo Divino! Así nacieron los cismáticos, las nuevas
religiones cristianas, las sectas o las ideas a gusto personal. No distinguen,
no saben que la Consagración de un apóstol viene de Dios desde el año 34 -Pentecostés
(Juan 20, 19-23)-. “Lo que perdonéis en la tierra...”; y les infundió el Espíritu
Santo para que perdonaran en su Nombre.
No es nuestra labor juzgar la
vida de un sacerdote, lo que importa es
que el Espíritu Santo actúa y se sirve de ellos para suministrar los
Sacramentos o darnos a conocer el Evangelio:
Cuando nos Leen La Palabra, en
la Confesión, en la Eucaristía, en las Ordenaciones. Lo de menos es de quien son la boca y las manos Consagradas.
Y tanto es así que el Clero
y el Papa, siendo hombres pecadores y a lo mejor más que tú y que yo, también se
condenan, pero el Poder Divino de librarte
de la culpa del pecado y de Consagrar, solo
ellos mas no es Obra de ellos.
Si no se ajustan a tu idea
de perfección, no te equivoques, son humanos no dioses y como nosotros también deben
confesarse con otros sacerdotes.
¡Sálvate!, y deja de mirar quien te perdona, que un
Consagrado ni tiene cara ni vida personal porque el perdón no viene de él sino
de Dios.
Emma Díez Lobo
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