Vemos a Jesús Crucificado
a la luz de este texto de Isaías:
"Despreciado,
deshecho de los hombres, varón de dolores...no le tuvimos en cuenta..." (Is
53,3) Nos hay duda de que Satanás príncipe del mal sembró todo su odio contra Jesús
incitando a Israel a crucificarle. Aun así, tanto Él como su Padre mostraron a
toda la Humanidad su infinita grandeza y misericordia.
Jesús sabía que
el odio y el mal se cebarían en Él, más también sabía que no le faltaría el
abrazo interior de su Padre en la espantosa soledad del Gólgota. Lo dijo a los
suyos antes de su prendimiento: "... Os dispersareis y me dejaréis solo...
pero no estoy solo, mi Padre está conmigo" (Jn16,32b).
Así fue, su Padre
estuvo misteriosamente con Él en la Cruz haciendo como de escudo protector ante
tanto escarnio y sufrimiento.
Si, estuvo con Él
besando una a una todas sus heridas, las del cuerpo y las del alma. Lo sabemos
por la profecía del salmista:"...Dios no ha despreciado la miseria del
masacrado, no le oculto su rostro..." (Sl 22,25).
Si, estuvo con Él
aliviando sus heridas con sus lágrimas...y asimismo está con
nosotros, sus discípulos, cuando somos golpeados, igual que Jesús, por el odio
del mundo.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario