Cómo duele la historia de Jesús para que hoy gente -como mi vecino- que conoce su existencia, no depare en lo que hizo por él. Hay más ojos para la tierra que corazones para el cielo, porque “Ojos que no ven...”, y como no Le han visto...
Tuvo que ser muy difícil
para Él sufrir tanta soledad y angustia: Desierto y demonio, asesinato de Juan,
Palabra más Palabra, milagro más milagro y acabar Crucificado porque a los
sumos sacerdotes les molestaba su Sabiduría y bondad ¡Hay que ser...!!!
No conozco el semblante de
Jesús y se me ocurre ponerLe una cara, tal vez la de mi hijo y es que ¡No
puedo!!! Una angustia brutal me invade como a su Madre ¡Terrorífico!, y aunque es
difícil amar a quien no conoces, algo fuerte y desgarrador me dice que Los
quiero y Les siento con el alma.
Las espinas de la Corona ya no
están clavadas, pero hay otras que Le siguen haciendo daño. Él esperaba mover todos los corazones donde
llegara su Ministerio y mira por dónde que no es así; debe producirLe más pena
que su propia Muerte ¡Pobre Jesús!
Aquel día les perdonó diciendo:
“No
saben lo que hacen”, pero es que ahora tampoco lo saben y ver que por decisión
propia muchos se condenan, es tristísimo para Quien ofreció su Muerte por
evitarlo.
Dolido hasta el final de los
tiempos, me hace escribir sobre este mundo tan poco agradecido.
Emma
Díez Lobo
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