miércoles, 4 de junio de 2025

Partiendo la Palabra En ti me refugio Dios mío (IV)

 



 

Hoy fijamos nuestra mirada en Asiria, donde los israelitas fueron deportados en tiempo del rey Nabucodonosor. Entre los deportados, el rey escogió a algunos jóvenes, para el servicio de la corte, destacando Ananías, Azarías y Misael.

Nabucodonosor, para tener mayor dominio sobre los israelitas pretendió arrancar de sus corazones su fe en Yahvé y para ello hizo levantar en sus dominios una estatua de oro con la obligación de postrarse ante ella a todos sus súbditos, incluidos los hijos de Israel. Ananías, Azarías y Misael se negaron y fueron arrojados a un gran horno en llamas, que se elevaron hacia el exterior unos 20 metros (Dn 3,19-47). Para sorpresa de los verdugos un Ángel del Señor descendió junto a estos tres jóvenes que hablen mantenido su fidelidad a Dios, que les preservó de las llamas. Lo que más sorprendió al rey fue "que un cuarto joven, con rostro de ángel" se había unido a los otros tres. El rey fue testigo del favor- milagro que el Dios de Israel había obrado en estos jóvenes que se mantuvieron fieles a Él.

Este milagro encierra una bellísima profecía acerca de Jesús Él es quien guía con su Amor a sus discípulos frente al fuego abrasador de este mundo, como nos dice San Pedro (1 Pe 4,12-14 ).

 Es cierto que los discípulos de Jesús, tenemos profetizado el odio y el desprecio del mundo(Jn 15,18...) pero más cierto es que Él, nos garantizó que estaría con nosotros en cada prueba por la que pasamos (Mt 28,19-20).

Promesa que lleva 2000 años cumpliéndose. 

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariammadreapostoles.com

 

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