miércoles, 30 de julio de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos(VIII) (Jn 22,20-32)

 



Vimos a Jesús en su combate entre su Espíritu que le impulsaba a ser fiel al Padre, a la Misión que le había confiado, y la carne que, como bien sabemos, rechaza instintivamente el sufrimiento. En pleno forcejeo, oímos a Jesús decir al Padre: ¡Pero, si he llegado a esa a esta hora para esto! Con su respuesta, está dando valor a lo que proclamó anteriormente: "Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto". Jesús es el grano de trigo que, con su entrega incondicional a su Misión, crea la Fidelidad en nuestra relación con Dios. Ya no es una relación siervo-amo sino la de hijo-Padre. Fidelidad, como don Divino, que de una forma maravillosa nos profetiza el Salmista al decirnos: "La fidelidad brota de la tierra, la justicia mira desde el Cielo” (Sl 84,12).

Jesús enterrado en la tierra es el creador de la Fidelidad Gloriosa del hombre con Dios, al tiempo que hace florecer la justicia es decir ...el "ajustamiento glorioso" entre el hombre y Dios, que jamás apartó su mirada de él cuando se iba entretejiendo - con mil pruebas- en lo profundo de la tierra. (Sl 139,15).

 A lo largo de nuestra " nueva creación", a veces creemos que estamos solos, pero no es así. Aún   en lo más profundo de la tierra, es como si Dios solo tuviese ojos para ti, alegrándose como Padre, de tu crecimiento, como Discípulo de su Hijo (Jn 15,8).

P. Antonio Pavía 

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lunes, 28 de julio de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos (VII)

 


 En Jesús se van cumpliendo paulatinamente las profecías de que sufriría un sinfín de vejaciones y sufrimientos a lo largo del cumplimiento de su misión salvífica (Is 53). En cuanto hombre, experimentó el miedo y la angustia que acompaña todo sufrimiento, por eso le oímos decir: "Ahora mi alma está turbada..." (Jn 12,27 ). En la misma aflicción le vemos en el Huerto de los Olivos. Su desvalimiento es tan atroz, que llega a decir al Padre: "Mi alma está a punto de morir" (Mt 26,38). Jesús está librando un combate entre su cuerpo que de forma natural rehúye instintivamente el dolor, y su espíritu que se aferra con todas sus fuerzas a la voluntad del Padre.

Jesús libra este combate para mostrarnos que, gracias a Él, podemos vencer, como El, a un mundo, que ante el dolor e incluso el aplastamiento, nos ofrece la solución más tentadora: dar la espalda a Dios y abrazarte a cualquier pecado con la "fantasía" de que es lo mejor para ti, teniendo en cuenta tú situación, circunstancias...etc.

El Señor que conoce muy bien el poder seductor del demonio nos previene de él diciéndonos: " …El espíritu está pronto, pero la carne es débil..." (Mt 26,41).

 

P. Antonio Pavía  

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viernes, 25 de julio de 2025

Partiendo la Palabra Domingo XVII del Tiempo Ordinario

 


 Jesús, enséñanos a orar

 De este Evangelio deducimos que los discípulos de Jesús estaban sorprendidos de su forma de rezar. Sabían que oraba en la noche al Padre (Lc 6, 12). Intuían que, para Él, orar no era tanto recitar palabras una tras otra sino estar con Dios. Y... ¿Cómo sería el diálogo de Jesús con su Padre?

 Por supuesto partiendo de los Salmos pues en ellos resplandecía su misión mesiánica; profetizaban su rechazo, desprecios y su condena a muerte. Podemos ver por ejemplo el Salmo 22. Los Salmos son nuestra oración por excelencia ya que, como dice la Iglesia son también profecías acerca de los Discípulos de Jesús. En este contexto entendemos que Jesús les, y nos, enseñase la oración por excelencia: Él Padrenuestro. Sí, porque solo en una relación con nuestro Padre, parecida a la de Jesús, nos permite descubrir la Grandeza Divina que supone ser Discípulos suyos.

El Padre Nuestro nos enseña poco a poco a saber que la oración es un estar gozoso "cara a cara con Dios". Él nos lo profetizó por medio de Moisés (Ex 33, 11).

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 23 de julio de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos (VI) (Jn 12,20-32)

 



 Dice Jesús: "Si alguno me sirve, el Padre le honrará." es decir: le colmará de honor y gloría.

 Vamos por parte porque esto nos sobrepasa por completo. Como bien sabemos, Jesús fue enviado por el Padre como Salvador del mundo. Para ello, Jesús entregó su Vida en el Calvario, y resucitó; fue entonces cuando los Apóstoles entendieron...  ¡Por fin! que las Palabras que el Padre le había susurrado al oído (Jn 12,49-50) no eran recomendaciones morales, que apenas mueven sentimientos, dejando nuestro pobre corazón golpeado por las taras del pecado original. Se cumple   así en el hombre el famoso refrán: " La cabra siempre tira al monte". Ahora entendemos la necesidad de la Encarnación de Jesús: Palabra del Padre....y porque lo es, tiene autoridad para decir: "Mis palabras son Espíritu y Vida”. (Jn 6,63b).

 Por eso mismo Jesús confió a sus Discípulos de todos los tiempos su Evangelio para que lo anunciasen. Y esto es... ¡Inaudito! Jesús confía sus Palabras de Espíritu y Vida a hombres y mujeres que no somos mejores que los demás...es cierto. No somos mejores, pero tenemos la experiencia más Divina que humana, de que las Palabras de Vida y Espíritu que de una y otra forma anunciamos, están creando ya en nosotros un corazón nuevo, dócil a sus Palabras como jamás pudimos imaginar.

Esa es la razón incuestionable de porque anunciamos el Santo Evangelio de Jesús. 

 

P. Antonio Pavía

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lunes, 21 de julio de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos (V)

 


 Dice Jesús que el que detesta su vida en este mundo la guarda para la Vida Eterna. Aclaremos esto, para no equivocarnos. Cuando Jesús habla de detestar nuestra vida, no se refiere a un rechazo del mundo creado. Tengamos en cuenta que al culminar la creación del mundo    Dios fijando si mirada en "su obra" se alegró porque todo era bueno. (Gen 1,1...). Al decir Jesús lo de detestar su vida en este mundo, se está refiriendo a "la vida engañosa" que nos ofrece el Tentador prometiéndonos todo, si es que vivimos de espaldas a Dios, a sus Palabras. 

En realidad, nuestra vida solo se sostiene y alcanza su Gloria Eterna, si la ponemos en manos de Dios, y es entonces cuando le reconocemos como Padre, que nos cuida mejor que a las aves del cielo y las flores de los campos (Mt 6,25-34).

 A esta sabiduría para escoger se está refiriendo Jesús.

Puedes ponerte en manos de Satanás que te deslumbra con sus fuegos artificiales que se apagan cuando no dan ya más de sí, o escoges ponerte en las manos de Dios, en cuyo caso entonces se cumple en ti, la profecía hecha por Él a David: "Yo seré para él un Padre y él será para mí un hijo" (2 Sam 7,14).  Dios mantiene esta profecía-promesa:  Nadie puede escoger por ti, solo tú decides.

 

P. Antonio Pavía

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viernes, 18 de julio de 2025

Partiendo la Palabra Domingo XVI del Tiempo Ordinario (Lc 10, 39-42)

 



El Kairos

 

Kairos es un término griego muy común en la Iglesia Primitiva, que significa: "La ocasión propicia". Bien sabían los primeros cristianos que Dios se les manifestaba con acontecimientos que iban mucho más allá de simples casualidades. Acontecimientos que les movían a decir: Esto es un paso de Dios en mi vida.

El Kairos tiene que ver con el Evangelio de hoy. Jesús llega a la casa de Marta y María.  Ambas se alegran muchísimo, pero Marta sigue afanada en las cosas de la casa, porque hay que hacerlas. María, aprovecha el Kairos; decide que las cosas de su casa pueden esperar; su casa interior, su alma, no. Dejando pues "sus cosas" se sienta a los pies de Jesús, no para mirarle embelesada sino para recibir de Él la Vida que fluye de su Palabra.

Atentos... escuchaba a Jesús, sentada a sus pies, es decir, no para "aprenderse una lección bíblica" sino para que su alma quedase prendida a lo que escuchaba. Se llama: ¡Obediencia a Dios!

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 16 de julio de 2025

Partiendo la Palabra Si el grano de trigo no muere

 



 "El que ama su vida la perderá" dice Jesús (Jn 12,25). La cuestión es qué nos dice Jesús respecto a "perder la vida". Si por vida entendemos, solo nuestras aspiraciones y proyecciones, marginando a nuestro Buen Pastor, nos quedamos bastante escasos.

Bloquear nuestra Trascendencia, es como vivir, haciendo contorsiones en el seno de una burbuja, sin ver más allá de nuestros límites. Así, ignoramos irresponsablemente nuestra vulnerabilidad. Lo peor es que nos hacemos a un lado, ante la infinita grandeza de nuestra alma creada para la Eternidad.

 Recordemos a este respecto la Catequesis que nos dio el Señor Jesús. (Lc 12,26-21). Los campos de un hombre dieron una excelente cosecha. Quizás nunca soñó con frutos tan abundantes; los suficientes para colmar sus deseos y ambiciones. Pues no fue así. Lo primero que pensó   fue edificar graneros mayores, para almacenar sus ganancias.

 No se le ocurrió agradecer a Dios, ni compartir algo con los necesitados. O sea que fue tan necio, así le llamó Jesús, que, en vez de cultivar su alma, creciendo así en su relación con Dios, insaciable como era, solo se preocupó en acumular más bienes, y más y más... Como ya dije, Jesús le llamó necio. Si, necio porque solo tuvo ojos para los bienes de este mundo, pero fue totalmente ciego para los Bienes Eternos: Los que vienen de Dios...a quien excluyó dominado por su insensatez.

P. Antonio Pavía 

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lunes, 14 de julio de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos (III)

 


Si el grano de trigo muere, da fruto. Pero si no muere a la larga, su existir pasa desapercibido; la soledad que escogió al marginar a Dios, le pesa como una losa; es como si cargara con la muerte que lleva sobre sus espaldas, Sin embargo, el grano   que aceptó ser arrojado a tierra al rechazar ser arropado por el mundo se ve acogido por la Ternura de las manos de Dios.

 Apenas cuatro personas estuvieron en el Calvario, cuando Jesús fue condenado por él Sanedrín y arrojado como escoria hacia el Calvario. Sin embargo, a pesar de tan espantosa soledad, el Mal con todo su poder, no consiguió evitar que el Despreciado por antonomasia hablase una y otra vez con su Padre dando así constancia de lo que había proclamado a sus Discípulos durante la Última Cena: "Yo estoy con el Padre y el Padre está en mi" (Jn 14,11).

Los Discípulos de Jesús no nos morimos solos, porque, unos más y otros menos, todos tenemos la experiencia de haber vivido "con y junto al Señor Jesús a causa de su Evangelio acogido y por supuesto, de los Sacramentos.

Todos llevamos en nuestras entrañas la confesión de fe de San Pablo: "Ya no soy yo quien vive, es Jesús el que vive en mi "Vivir acompañados por él Señor, no es una fórmula mágica: es el cumplimento de promesas hechas por Jesús, como, por ejemplo: "Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros si me veréis. Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros"(Jn 14,19-20).

  A este respecto, llevemos a nuestro corazón la promesa hecha por Jesús, una vez resucitado, de su permanente Presencia con sus Discípulos a lo largo de la misión que nos confío: " Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).

 

P. Antonio Pavía

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sábado, 12 de julio de 2025

Partiendo la Palabra Domingo XV del Tiempo Ordinario (Lucas 10, 25-37)

 



Señor, acaricia tú mi corazón

 ¿Quién no desea llegar a amar a Dios con todo su corazón, como leemos en el Evangelio de hoy? Todos lo deseamos. Amar a Dios con todo nuestro corazón no supone despreciar tantos bienes del mundo. La cuestión es a quien dejamos que estampe su firma en nuestras entrañas, si a Dios, o al mundo. Para no vivir engañados puntualizo lo siguiente: Dios habita en nosotros por medio de su Santo Evangelio (Jn 14, 23).

Que estampe su firma en nuestro corazón, no depende de sentimentalismos, ni de propósitos; ni siquiera de compromisos. Todo esto son veletas a merced del viento. Jesús estampa su firma en nuestro corazón, solo si se lo dejamos hacer, y eso implica nuestra perseverancia día a día.

La fe que agrada a Dios es que le dejemos las manos libres para que cada día, estampe en nuestro corazón un trazo, un pasaje de su Evangelio... Y es que, Jesús mismo, se identifica espiritualmente con su Evangelio (Mc 8, 35).

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 9 de julio de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos (II)

 


 

Escuchamos la respuesta, catequesis de Jesús a aquellos griegos que querían verle. Aparentemente no es una respuesta, sin embargo, las Palabras dichas por Jesús, definen la identidad de los que son y serán sus Discípulos a lo largo de la Historia.

Escuchamos a Jesús:  "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo. "Él dilema, o mejor dicho, el escándalo está servido: Si no eres grano de trigo arrojado en la tierra, por el desprecio del mundo (Jn 15,18...)  no serás más que un grano estéril e inservible. Si defendemos nuestra vida y dignidad, arropados por la gloria de este mundo, mala inversión hemos hecho de nuestra existencia, porque tarde o temprano el mundo a quien confiaste tu dignidad te abandona a tu suerte.

El que no escoge a Dios se echa en brazos de la soledad porque las pompas de este mundo revientan y te ves arrojado al vacío...aunque sigan adulándote.  Nuestra alma es muy exigente, no le colma ninguna adulación; solo las caricias de su Padre, las de Dios. No tengamos miedo. Todo aquel que es capaz de decir a Dios: !Aquí estoy! …como Abraham, Moisés Esther, Jeremías...y por supuesto María de Nazaret tiene garantizada la victoria sobre el mundo y su príncipe Satanás, y tiene garantizada también la Gloria Inmortal de Dios, gracias a Jesús, el Señor (Jn 17,22-24).

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 7 de julio de 2025

Partiendo la Palabra EL Evangelio y tus Frutos (I)

 




Iniciamos un ciclo catequético en el que con la ayuda de Dios abordaremos la identidad entre Jesús Maestro y nosotros sus Discípulos, llamados a dar fruto, como servicio al mundo. Somos semillas en las manos de nuestro Buen Pastor quien, desde sus mismas manos nos hace crecer como "espigas suyas".

El ciclo tendrá como base el pasaje de: (Jn 12,20-32) que empieza hablándonos de unos griegos que están en Jerusalén y oyen hablar de Jesús. No son judíos, pero sienten una atracción especial por Israel, a causa de su monoteísmo. Son conscientes de que, si existe Dios, tiene que ser Uno y no un racimo de divinidades con distintas funciones: dios del mar, de la agricultura, del pensamiento...etc.

 Estos griegos, que están de visita en Israel y como he dicho oyen hablar de un tal Jesús, él Mesías esperado; van donde Felipe y le dicen: Queremos ver a Jesús. No sabemos si les mueve la simple curiosidad o algo mucho más serio. A estas alturas esto no importa mucho; además todo buscador de Dios es inicialmente movido por cierta curiosidad. ¡¡¡Lo mejor de quien en su perseverancia, encuentra a Dios es que... nunca jamás estará solo!!! Dios a quien buscó y encontró vive con Él.

 Jesús mismo le da la mano en el momento de su muerte y le presenta como Discípulo suyo al Padre. Jesús nos lo dijo, con otras Palabras, pero nos lo dijo: "Nadie va al Padre sino por mi " (Jn 14,6).

 

P. Antonio Pavía 

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viernes, 4 de julio de 2025

Partiendo la Palabra. D. XIV T. O. ¿Quieres ser Discípulo de Jesús?

 




Dice Jesús: "Os envió como corderos en medio de lobos" "Él fue el verdadero Cordero, anunciado por los profetas, que cargó con nuestros pecados” (Is 53,7). Nos purificó con su inmolación y puso a nuestra disposición su Santo Evangelio; semillas de Vida Eterna que engendra en quien las guarda en sus entrañas, el corazón nuevo prometido. (Ez 36,25-27). Es este corazón nuevo, el que da culmen a nuestra existencia. Si, porque nacer, crecer, posicionarse en la sociedad, envejecer y morir sin más, sin haber alcanzado el Discipulado, es como mínimo, una existencia menguante.

No hay mayor plenitud de Vida que la de crecer a los ojos de Dios...que como Padre disfruta viéndonos junto a su Hijo nuestro Buen Pastor.

 Os envío dice Jesús, como corderos, así fue como mi Padre, me envió a mí, pero no temáis. “Sois mi pequeño rebaño …vuestro es mi Padre, vuestro es mi Reino" (Lc 12,32). 

 

 P. Antonio Pavía 

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miércoles, 2 de julio de 2025

Partiendo la Palabra En ti me refugio Dios mío (XII)

 



Está Jesús orando en el Huerto de los Olivos cuando llega Judas con soldados para detenerle. Entonces Jesús dijo: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores " (Mt 26,45). Jesús se sometió a mal del mundo -y ahí entramos todos- para vencerlo.

Su Sangre blanquea inmaculadamente nuestra alma haciéndonos así "dignos del Cielo" como pudo ver el Apóstol San Juan (Ap 7,13-14). Dignos del Cielo, es decir, Dignos Hijos de Dios, como escribió San Juan (Jn 1,9-12).

 Todos tenemos un pasado que quisiéramos eliminar para siempre. No demos vueltas neuróticamente a nuestro pasado Jesús el Cordero Inocente lo canceló ¡PARA SIEMPRE nuestros pecados, clavándolos en la Cruz, como dice San Pablo! (Col 2,14).

 Conforme vamos entrando más y más en la Palabra, en el Santo Evangelio de Jesús, más libre en nuestra alma para...dejarnos amar por Jesús y… ¡PARA AMARLE A ÉL! 

 P. Antonio Pavía 

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