lunes, 28 de julio de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos (VII)

 


 En Jesús se van cumpliendo paulatinamente las profecías de que sufriría un sinfín de vejaciones y sufrimientos a lo largo del cumplimiento de su misión salvífica (Is 53). En cuanto hombre, experimentó el miedo y la angustia que acompaña todo sufrimiento, por eso le oímos decir: "Ahora mi alma está turbada..." (Jn 12,27 ). En la misma aflicción le vemos en el Huerto de los Olivos. Su desvalimiento es tan atroz, que llega a decir al Padre: "Mi alma está a punto de morir" (Mt 26,38). Jesús está librando un combate entre su cuerpo que de forma natural rehúye instintivamente el dolor, y su espíritu que se aferra con todas sus fuerzas a la voluntad del Padre.

Jesús libra este combate para mostrarnos que, gracias a Él, podemos vencer, como El, a un mundo, que ante el dolor e incluso el aplastamiento, nos ofrece la solución más tentadora: dar la espalda a Dios y abrazarte a cualquier pecado con la "fantasía" de que es lo mejor para ti, teniendo en cuenta tú situación, circunstancias...etc.

El Señor que conoce muy bien el poder seductor del demonio nos previene de él diciéndonos: " …El espíritu está pronto, pero la carne es débil..." (Mt 26,41).

 

P. Antonio Pavía  

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