En realidad, nuestra vida solo se sostiene y alcanza su Gloria Eterna, si
la ponemos en manos de Dios, y es entonces cuando le reconocemos como Padre,
que nos cuida mejor que a las aves del cielo y las flores de los campos (Mt
6,25-34).
A esta sabiduría para escoger se
está refiriendo Jesús.
Puedes ponerte en manos de Satanás que te deslumbra con sus fuegos
artificiales que se apagan cuando no dan ya más de sí, o escoges ponerte en las
manos de Dios, en cuyo caso entonces se cumple en ti, la profecía hecha por Él
a David: "Yo seré para él un Padre y él será para mí un hijo" (2 Sam
7,14). Dios mantiene esta profecía-promesa: Nadie puede
escoger por ti, solo tú decides.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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