… Un pero enorme,
bestial y preocupante para el “Cristiano-Católico”. Es nuestra Gracia y nuestra
desgracia. Sólo dependerá de que en verdad seas del Dios hecho Hombre que nació
en la tierra para darte su Evangelio ¿Lo eres?
No basta con creer en
Dios ¡Ni mucho menos!, no basta con no hacer el mal ¡Ni por asomo!, no basta
con orar y rezar a Dios desde tu cuarto ¡Tampoco! Dios no perdona porque tú se
lo pidas, no te quitará las lágrimas aunque te vea llorar… ¡Qué equivocado
estás! No es tan sencillo ni tan simple.
Dios se envió a sí
mismo en la persona de su Hijo Jesús, con
un Ministerio, precisamente para salvarte… Y ¡Fíjate qué fácil sería para un
Católico salvarse!, pero…
¿Vas y Le escuchas en
tiempo real? ¿Te confiesas y Comulgas? Por desgracia, muchos que dicen ser Católicos,
en absoluto les interesa lo que Dios hizo y nos dijo cuando estuvo con
nosotros. No, ellos dicen: “Yo no creo en
la Iglesia, sólo en Dios. ¿En qué te has
convertido?, ¿en judío?, ¿en “diosano”?
Te digo que ese plan no
es del Dios Cristiano, no te engañes. Ese plan tuyo, es de un dios que no bajó ni
murió por ti. ¿Para qué esa cruz que llevas de colgante o tatuada?
Cristo no es una cruz
al cuello ni una estampa en la mesilla. ¡Cristo es Dios encarnado y
Crucificado; Jesús que nos Habló, es Dios y el Espíritu Santo que te impone el
Sacerdote Católico, es Dios!!! Piénsalo de una vez y para siempre. Puedo
escribirlo más grande, pero no más claro.
¿No eres parte de la
Iglesia que formó Dios con Pedro?: “Estaré con vosotros hasta el final de los
tiempos”. Sí, en Cuerpo y Sangre: La Eucaristía impuesta
por Él en la última cena para tu Salvación. También dijo a
sus discípulos: “Aquellos a quienes perdonéis los pecados en la tierra, les serán perdonados
en el cielo…”.
Cuando hagas todo lo
que dijo desde Yahvé, tendrás la Misericordia infinita que te
prometió. Tantas veces como caigas y confieses, tantas veces como te perdonará.
Si así no lo hicieras,
de nada te sirve su Misericordia, ni tan siquiera rezarle, a no ser para pedir la
Luz del verdadero Cristiano. Ya he dicho que tienes la gran suerte de conocerle
y la gran desgracia de pasar de Él.
Con su extrema paciencia,
la salvación está en tu mano, pero no Le pidas perdón “en directo”, porque no
te escuchará y en cambio se preguntará: ¿De nada sirvieron mis Palabras, mi legado
en Pedro (sobre ti edificaré mi Iglesia) y mi Muerte?
Misericordia… Toda y
más, pero no le des de lado un día y otro. Acuérdate cuando dijo “Nadie es profeta en su tierra”, lo
decía por los judíos que no creyeron en Él; no seas tú uno de ellos y te hagas
llamar Cristiano, porque… En confianza, no lo eres.
Emma Díez Lobo
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