¡Qué graciosos los “ateos
y agnósticos”!, son las personas más cómodas del mundo. ¡Hay que ver cómo y a
qué reducen el mecanismo perfecto del Orden Universal! Todo se rige por la CASUALIDAD,
de la que no falla ni por casualidad.
Ufff ¿Cómo habré
tardado tanto en darme cuenta? Toda una vida viendo maravillas extraordinarias y
resulta que todo se creaba “de chiripa” por puro azar continuado y sin equívocos…
¿Huuuumm? Ya veo… “De
pronto” se unen no sé qué historias que ya estaban por casualidad como el oxigeno y el hidrógeno y ¡Zas! Agua
al canto… “Ahora”, ¡Zaca! Un “dino” de más de 30 ms. que aparece
con unas defensas que alucinas… ¡Cataplum! El instinto animal… Y ¡Tatachán! El
hombre, la inteligencia, el olor de las flores, las abejas, el color de las
serpientes venenosas, dos ojos para ver en relieve y evitar los porrazos, el
amor, los latidos del corazón sin corriente… ¡Jué con la casualidad!
¿Será que yo no soy tan
simple?, ¿será qué en mi pobre cerebro, las neuronas funcionan mejor en su
conexión? Algo pasa entre ellos y yo, ¡Claro que existe una evolución!, pero,
¿sin un tristecillo fallo? Esta casualidad vuestra, me encanta, es genial…
Qué soberbio y vanidoso
se vuelve el hombre cuando no reconoce lo infinitamente pequeño que es en el
universo, dejando a Dios a un lado para decir que todo sale por arte de magia ¡Y
se quedan tan panchos!
Me pregunto: ¿De dónde sale
pues la casualidad? Para que ésta aparezca, antes deben existir “ingredientes” que
la produzcan ¿no? Si es que… No hay
manera. ¡Pues qué suerte tiene el mundo, menos yo!, a mí no me funciona la
casualidad ni para evitar que me salga un erróneo grano (siempre tiene explicación).
¿También por casualidad
nos planteamos este profundo tema? ¡Ni de broma! Y me podéis decir ¿Dónde queda
pues la casualidad normalita? Sí esa, en la que dos amigos nacen el mismo día,
a la misma hora y se llaman igual… Ya es difícil ¿eh? Y ¿tenéis el valor de
decir que la perfección del universo y del hombre sale a “trompicones
casuales”, acertando siempre en todo?
¡Señores! Observen al
microscopio un simple ojo de mosca o una célula con su ADN; la salida de la
luna para el descanso del hombre (reloj biológico) o la gravedad para que no
“vueles”… El Orden inteligente universal y Supremo, no es discutible. ¡Qué
poca humildad, Señor! No somos capaces de reconocer tu mano en la insuperable esencia
del ser en su evolución programada y comunión con la perfecta naturaleza.
A
muchos como yo, no nos ha hecho falta pensar demasiado ¡Es la evidencia
Suprema!
Emma Díez Lobo
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