Fijaros cómo es Jesús…
De pronto tenía trabajo para unos días en verano y aunque preocupada por la
responsabilidad de dos ancianos de más de 95 años, a mi cargo y sola, estaba
contenta; pues era el medio para cubrir gastos e irme unos días de
vacaciones… Y de pronto todo
desapareció: El trabajo, la plata, la responsabilidad…
Me dije “¡Pues vaya un plan!” Ahora sí que lo tengo “chungo” de verdad…
Al momento sin más, tuve una sensación de tranquilidad especial y pensé: “No sabes de la que te has librado”. Era
realmente arriesgado por sus incapacidades y no te habrías podido ir a
descansar cuando hubiera llegado la familia... Caídas, fracturas, hospitales o algo
peor.
Estas son las cosas de
Dios, cuando crees que algo va mal, es cuando mejor te va a ir ¡Qué sí, que es
así!!! Sin dinerillo, sin alforjas, sin… Pero sumergida en la confianza de nuevos
horizontes menos peligrosos y más a mi medida.
Algo me dijo que las
cosas que suceden cuando estás en manos
de Dios, son causalidades que evitan daños mayores. Con Dios todo cambia y
yo confío en Él.
Sé que algún día no muy
lejano, mi corazón estará tranquilo y mi vida anterior será página de un libro;
saldré de esta nueva situación triunfante agradeciendo con el alma pasar por lo
que estoy viviendo… ¡A la vejez viruela, sarampión, paperas…!!!
Ya sabéis, hemos de seguir
el camino, aunque cansados, con sonrisas y expectantes, es lo genial de la
vida. Él te da sorpresas y resarce los “cracs” que nos acontecen ¡Creedme!, pues
no dudar de Dios, es el mayor regalo que nuestro espíritu puede albergar. No,
no lo cambio por nada, porque ese DON es la alegría de la seguridad en la fe de la esperanza.
¡A por todas con Él y
reiremos más veces que lágrimas caigan!!!
Madrid, julio 2015
Emma Díez Lobo
No hay comentarios:
Publicar un comentario