domingo, 19 de julio de 2015

Con Él, la cosa cambia


                                                               


Fijaros cómo es Jesús… De pronto tenía trabajo para unos días en verano y aunque preocupada por la responsabilidad de dos ancianos de más de 95 años, a mi cargo y sola, estaba contenta; pues era el medio para cubrir gastos e irme unos días de vacaciones…  Y de pronto todo desapareció: El trabajo, la plata, la responsabilidad…

Me dije “¡Pues vaya un plan!” Ahora sí que lo tengo “chungo” de verdad… Al momento sin más, tuve una sensación de tranquilidad especial y pensé: “No sabes de la que te has librado”. Era realmente arriesgado por sus incapacidades y no te habrías podido ir a descansar cuando hubiera llegado la familia... Caídas, fracturas, hospitales o algo peor.

Estas son las cosas de Dios, cuando crees que algo va mal, es cuando mejor te va a ir ¡Qué sí, que es así!!! Sin dinerillo, sin alforjas, sin… Pero sumergida en la confianza de nuevos horizontes menos peligrosos y más a mi medida.  

Algo me dijo que las cosas que suceden cuando estás en manos de Dios, son causalidades que evitan daños mayores. Con Dios todo cambia y yo confío en Él.

Sé que algún día no muy lejano, mi corazón estará tranquilo y mi vida anterior será página de un libro; saldré de esta nueva situación triunfante agradeciendo con el alma pasar por lo que estoy viviendo… ¡A la vejez viruela, sarampión, paperas…!!!

Ya sabéis, hemos de seguir el camino, aunque cansados, con sonrisas y expectantes, es lo genial de la vida. Él te da sorpresas y resarce los “cracs” que nos acontecen ¡Creedme!, pues no dudar de Dios, es el mayor regalo que nuestro espíritu puede albergar. No, no lo cambio por nada, porque ese DON es la alegría de la seguridad en la fe de la esperanza.

¡A por todas con Él y reiremos más veces que lágrimas caigan!!!

Madrid, julio 2015     



Emma Díez Lobo




No hay comentarios:

Publicar un comentario