miércoles, 15 de julio de 2015

Somos muchos, pero pocos…




¡Ay Dios!, menuda frase me ha llegado hoy a la cabeza: “Muchos los llamados, pocos los escogidos”; “La puerta estrecha del cielo”… ¡Pufff!

¡Me he quedado en blanco Señor!, me está entrando un tembleque… Cuando dices “POCOS” entre miles de millones de seres humanos, me pregunto: ¿Estaré yo dentro? Pues hay y hubo y habrá tropecientos mil mejores que yo y ¿Entonces? 

¡Dioooos!, no te referirás a humanos tipo “Teresas Calcuta”, porque de esos sí que hay pocos y la mayoría no nos parecemos ni un pelo… ¿Son esos?, ¡pues se acabó, ya estamos fuera del cestorro! Anda, explícamelo…

- Ya voy… Si fueran sólo esos los escogidos, no lo hubiera dicho. Lo dije por gente como tú, normal, no Santa pero dolorida y creyente que me ve en el prójimo y sufre por Él. A ti te he llamado sí, como a muchos, pero depende de ti que yo te escoja y lo sabes muy bien, te lo he dicho cuando me lees…  ¿Quieres entrar? Entra Conmigo y mi Biblia, ahí está tu modo de vida, ahí la puerta ancha para mis amigos, mis discípulos... 

- ¡Vale, a temblar un “pionco”! Aunque sé que me has llamado para hablar de Ti y lo hago,  pero mira cómo cuando sale el tema (¡no te lo pierdas!):  

-“Tienes el mal tan cerca que pasas de Dios”; espero que algún día lo entiendas, pues las puertas del cielo no estarán abiertas para ti”… Y me dicen:  
                           
- Déjame de rollos… ¡Dónde voy a ir, a ver!

- ¡“Pues al “rechinar de dientes” (¡Sigue sin perdértelo!) y no lo digo yo, lo dice Él! Tú verás que quieres hacer con tu vida. No irás al cielo sin que lo quieras tú, pues Dios sin ti no puede hacer nada. Es tu libre albedrío quien elije qué vida eterna deseas tener”.  

¡Con un enfado que no veas! Y ya, ya sé que así no puede ser, pero no entienden tu Muerte para nuestra salvación, les da igual y ¡qué “casualidad”! todos dicen que estudiaron en colegios de curas o monjas… ¡Pues yo no, como si eso tuviera que ver!

También les digo: “Él te esperará siempre en su “Banquete del Reino”,  pero ponte el traje de fiesta, no te presentes en “vaqueros”, porque te echarán. Dios perdona de corazón si tú de corazón perdonas y pides perdón (a tu hermano y en Confesión). Y ¡NO!, no será fácil entrar sin sacrificios, sin dolor y extenuados, sin entender el Padre Nuestro y mil veces agradecido…


Jesús, al menos, asómate a la puerta cuando me vaya de aquí. Mira, Intentaré llevar amigos conmigo “sin vaqueros”, o que ellos me lleven a mí. Hazme un guiño ahora ¡porfa!, para que no me aturrulle eso de “POCOS”. Sí, lo sé… ¡Pero escúchame Tú!: “No me dejes caer en tentación y líbrame del mal, Amén”.        

Emma Díez Lobo


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