Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro.
Y recordó Pedro la
palabra del Señor, cómo le había dicho:
Antes que el gallo cante hoy, me
negarás tres veces.
Y saliendo fuera, lloró amargamente.
Y saliendo fuera, lloró amargamente.
Lc 22,61-62
¿Qué me separa de Ti?
Dí Señor, ¿qué me separa?
Quizás es el ruido de mis planes cotidianos…
o mis devaneos por lugares dónde Tú no quieres estar.
¿Soy yo quién me he ido o eres Tú quien te ausentas?
Tu tocas mi alma y te quejas y, a mí , me falta el aliento.
Vivo en ausencia de Ti y pretendo que te hablo y que Tú me contestas.
Pero soy yo quién me pregunto y me respondo.
¿Qué nos distancia, Señor?
Dime Tú qué nos distancia.
Que sólo sirva el deseo de volver a estar contigo para que me hables de
nuevo.
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
Salmo 142,7
Olga Alonso Pelegrin
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