viernes, 10 de julio de 2015

Subirme a tu barca



Alzad vuestros ojos y mirad los
campos,  porque ya están blancos para la siega.
Jn 4,35


Siento tu aliento en mi espalda, y tu fuerza infinita que desborda mi capacidad.

Hoy has decidido convertirme en un titán, y casi no tengo tiempo ni de respirar.

Inesperado e imprevisible, me propones que me embarque en tu nave y acudamos los dos al mundo para rescatar tantas naves que sucumben a la tempestad de la vida,  tantos corazones rotos por el que compra voluntades y condena a la infelicidad.

Hoy he dejado todo y he respondido, aquí estoy, y mi ser ha sido el tuyo, y tus palabras, las mías y quienes levantaban los brazos al cielo han sentido el aliento de su Padre en mí.

Hoy más que nunca has crecido por encima de mi misma y, atónita, he asistido, perpleja y plena, al cumplimiento de tu promesa.

Hoy, hemos surcado juntos un mar lleno de náufragos agonizantes que esperaban tu luz rescatadora.

Hoy me has elegido para ser tu luz en el mundo,

Hoy he sido tu instrumento

Hoy, hemos regresado a puerto, tú  y yo,  en un mar en calma.

En nuestra barca, ellos rescatados

Por delante, una nueva espera hasta encontrarme de nuevo en tu orilla y escuchar tu llamada para subirme a tu barca.

Mañana…

Porque contigo está el manantial de la vida;
En tu luz veremos la luz.
Salmo 36,9


 Olga Alonso Pelegrín

No hay comentarios:

Publicar un comentario