lunes, 16 de julio de 2018

Cuando llega el dolor




                                                       
Ya lo creo que llega y me pregunto qué hice tan mal… ¡Ufff!, me salen temas hasta por las orejas. Yo no puedo decir que la gente o la vida sea injusta conmigo como sucedió con Jesús, porque Él era solo bondad y preocupación extrema por los hombres, pero YO…  

En verdad que el dolor te hace reconocer los enormes errores, sus consecuencias y muchas cosas más. Entonces, me digo: ¡Vaya por Dios!... Así hasta el siguiente que me caiga que puede ser de cualquier marca.  

Pero estoy agradecida porque no me siento sola como Jesús se sintió.

Gracias a sus Palabras, mientras más “reveses”, más remisión. Pero… ¡Ya me lo podía haber pensado antes, caramba!

El dolor, es mirado por Dios de una manera muy especial. Los Santos son el mejor ejemplo de esta mirada. Ninguno de ellos pasó por la vida sin dolor, a veces insoportable. Pues nosotros que somos “del montón, montón”, con más razón, aunque no sea comparable -los dolores del alma son peores que los físicos-. 
  
Ellos nos enseñan que la paz del dolor está en el Evangelio y sí es verdad pero a veces es necesaria una tregua, porque ¡jopé!, parece que se nos pegan con “Súper- Glue-3”.
   
Cuando llega el dolor, llega Dios. De estar de lujo, no habría venido y precisamente lo hizo por los “enfermos”, no por los “sanos” -literal y no literal, las dos valen-. Así que gracias enormes por ser consciente de Ti en mis dolores y patinazos (uno tras otro…).    


    Emma Díez Lobo


No hay comentarios:

Publicar un comentario