martes, 24 de julio de 2018

La serpiente del Paraíso


                                                 

                           

Cuando escuchaba el Evangelio sobre el paraíso, vi cantidad de serpientes al acecho del hombre para desobedecer las leyes de Dios. Me vi a mi misma, a mis amigos y hermanos, atrapados por la seducción de la serpiente, por cierto, imprescindible para otorgarnos la libertad.  

Y el pueblo dice: ¿Una manzana?… Bueno, no es para tanto, le das un mordisco y ¡hala! a por otra prohibida, que no pasa nada, son actos habituales… Pero ¿y los que se comen el árbol entero?... Bueno, el mundo cambia, así es la vida y cada uno hace lo que quiere con ella”.

Pues ni una mentira es una tontería, ni la vida nos pertenece sino el modo de vivirla. 

Si la gente sospechara donde va ese “tonto mordisco”; si la gente supiera donde va “el árbol entero”… Suplicaría misericordia en confesión, una y otra vez.

El cielo está al alcance pero no es fácil y pocos llegan nada más dejar el mundo; los demás, habremos de sufrir la pena hasta ganar el cielo; otros sin embargo…

Luchemos por ellos. Yo lo intento con los que tengo a mi lado (bautizados), pero ¡no hay manera!, no creen en el Evangelio, ni siquiera en los milagros... 
         
Antes del Hijo, no teníamos Evangelio para cada momento de nuestra vida -cuando solo había Mandamientos, no era posible esta Gracia-, ahora sí y los apóstoles de Dios, los designados, nos esperan en cada esquina para redimirnos en su Nombre.  
   
Tienes una vida para conseguir el Paraíso y ninguna otra para librarte del infierno… ¡Sálvate!

   Emma Díez Lobo

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