domingo, 15 de julio de 2018

El espaldarazo



                                                                                                       
La gente camina por la calle… Siempre con algún problema o desgracia entre manos. Sí, es como vivir enfadados con la vida.  

¿Hay alguien feliz por ahí?... Nadie contesta, el viento se hace bucle en el entorno de las cien penas que inundan sus pensamientos. El calor abruma y la mente se lamenta. 
  
¿Hay alguien que se acepte?... Nadie contesta,  el sonido de los pájaros se diluye en el ambiente enrarecido y te miran como si vieran a un extraterrestre que importuna.  

¿Hay alguien en paz?... Nadie contesta, esa palabra “no existe” en realidad.  

¿Hay alguien que confíe en Dios? Y entonces te encasillan en el grupo de los fanáticos o débiles que no saben vivir sin un “dios inventado”.  

Sin consuelo y lamento; con dinero y sin escrúpulos, con vanidad e individualismo, hacen hoy el camino las multitudes. “El final” no interesa, ni para muchos cuenta y los males crecen sin desenfreno como la amargura y la miseria espiritual.

Saben más que Dios y hablan más que su Evangelio. “Eruditos” de la vida y por la vida, van dando lecciones de ignorancia estudiada para alzar las banderas del “yoísmo”, del “todo vale”, de la injusticia, de la depravación, de…

    
- Señor, no cuentan Contigo, se ponen de espaldas a Ti como si Tú no hubieras venido a dar respuesta y paz al hombre. Me pregunto, si con tanto espaldarazo, no acabará tu paciencia como en Sodoma y Gomorra (ciudades depravadas). Por otro lado, gracias eternas, pues en medio del bacanal en que vivo, he entendido que significa ser discípulo de tu Palabra.

-El fuego volverá sobre la tierra… Pero por una sola alma que se salve hoy, valió Mi Vida.  Respondió.

                         
Emma Díez Lobo



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