lunes, 20 de agosto de 2018

Advirtamos del peligro


                                                            
 

Sé que lo cristiano es hablar del amor de Dios, pero cuando solo hablas del amor, la gente no pone atención, no les impacta en absoluto. Entonces, hablemos de las graves consecuencias advertidas por Jesús, si no hay Evangelio.

Y… La atención surge, la mirada es desafiante, has tocado la fibra del “YO”, del yo me basto a mí mismo, del yo no soy un asesino, del infierno no existe… ¡Qué cómodo es no Leer a Dios!  

El mundo ha llegado a creer que el infierno es una invención de la Iglesia. Pero por desgracia -causa de nuestra libertad inalienable- es REAL Y VERDADERO. Dios lo nombra cuando:
     
El mundo no Le cree, habiéndole conocido (Juan 3:36; 2:24); cuando no se va a su “Banquete vestido de Fiesta” (Mt 22,1-14); cuando es retado (Gl 6:7; Job 9:4; S 17:10); cuando se blasfema contra el Espíritu Santo (Mt 12:22-31); cuando profesas en iglesias inventadas posteriores a Jesús o vives sectas y prácticas del solo YO (Apoc. 22:18); cuando se hace daño a un pequeño (Mt 18,6)… Cuando no adquieres la Misericordia de Dios.

Un asesino de mil muertes, arrepentido ante Dios, se salva; pero uno cualquiera de nosotros sin remisión del Espíritu Santo, no es posible. Jesús Resucitado dijo a los 11 apóstoles: “Id y perdonad los pecados… Dicho esto, sopló sobre ellos infundiéndoles el Espíritu Santo” (Juan 20,22-23). 

Somos libres para creer o no, pero también lo somos para condenarnos o no. 

Emma Díez Lobo


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