A la Asunción de Nuestra Señora
¿Adónde
va, cuando se va, la llama?
¿Adónde va, cuando se va, la rosa? ¿Adónde sube, se disuelve airosa, hélice, rosa y sueño de la rama? ¿Adónde va la llama, quién la llama? A la rosa en escorzo ¿quién la acosa? ¿Qué regazo, qué esfera deleitosa, qué amor de Padre la alza y la reclama? ¿Adónde va, cuando se va escondiendo y el aire, el cielo queda ardiendo, oliendo a olor, ardor, amor de rosa hurtada? ¿Y adónde va el que queda, el que aquí abajo, ciego del resplandor se asoma al tajo de la sombra transida, enamorada? |
La Asunción de María
No
se nos pierde, no,
se
va y se queda,
coronada
de cielos,
tierra
añora
y baja
en descensión
de
Mediadora,
rampa
de amor,
dulcísima
vereda.
Recados
del favor
nos
desenreda
la
mensajera,
la
reveladora,
la
paloma de la paz,
heridla
ahora
ya
se acabó
el
suplicio de la veda.
Hoy,
sobre todo,
que
es la fiesta en Roma
y se
ha visto volar
otra
paloma
y posarse
en
la nieve de una tiara
la
Asunción de María
-vitor,
cielos-
coronada
ayer
de
mis abuelos,
en
luz, luz
luz
de dogma se declara.
Gerardo Diego
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