¡¡Qué
bella y acertadamente lo expresó también Santa Teresa de Calcuta!!:
Tú,
eres, mi Señor, el hambre que debe ser saciado,
la
sed que debe ser apagada,
el
desnudo que debe ser vestido,
el
sin techo que debe ser hospedado
el
enfermo que debe ser curado
el
abandonado que debe ser amado
el
no aceptado que debe ser recibido
el
leproso que debe ser lavado
el
mendigo que debe ser socorrido
el
borracho que debe ser protegido
el
disminuido que debe ser abrazado
el
ciego que debe ser acompañado
el
sin voz que necesita que alguien hable por él,
el
cojo que necesita que alguien camine con él,
el
anciano que debe ser servido,
el
perdido que debe ser reconducido”.
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