Nuestros antepasados
estaban “locos”… ¡Qué poco entendieron el Evangelio!, ¿mira que matar por no
creer en Jesús? El fanatismo conduce a la muerte y, eliminar la vida, es pecado mortal.
En verdad que no
leyeron o no entendieron La Palabra… Jesús era bondad ¡Qué locura pensar que
Dios estaba con ellos, qué locura! Antes está Dios en un no creyente bueno, que
en un “creyente” asesino.
Jesús está por la vida:
“El
vino nuevo en odres nuevos” (Evangelio) y, aunque a Él lo
mataron los no creyentes, gracias al “Vino Nuevo” (su Palabra), Él les perdonó. ¿Quiénes
somos nosotros para actuar de distinta manera?
El hereje busca
contrariar la fe o el dogma de una religión, particularmente la de Cristo, pero
aún con toda la gravedad que esto significa, la vida es sagrada y solo Dios
juzgará en el día final, no el hombre.
Hoy la herejía se
desata en sectores de la vida con un odio cerval, es el “MAL” regocijándose en el
dramático desenlace mortal… Y como dijo una vez el Padre Pío a un hombre que se
confesaba: “Si no crees en el infierno, cuando mueras lo verás”.
Bendita suerte la de
aquellos que imploren la Misericordia infinita de Dios, pero por desgracia muchos
no lo harán. Dios dijo que pocos se salvan y es infinitamente cierto.
Asesinar en nombre de
Dios u odiar a quienes siguen a Dios, es cumplir la voluntad de Satanás. El infierno
está lleno… Y la puerta del cielo es muy estrecha. “Quien tenga oídos que oiga”
(Jesús); quien tenga el Nuevo Testamento,
lo lea (Emma).
Emma Díez Lobo
No hay comentarios:
Publicar un comentario