Y no, no te veo y me encantaría
- Si me vieras te llevarías el susto
del siglo. Mi luz te cegaría porque tu indignidad no sería capaz de soportarla.
- Entiendo… En cambio los Santos Te
veían y seguían tan felices ¡Sana envidia!
Así es genial, ser Santo… Pero
nosotros “los normales” como que no hay manera de verte.
- Perdona, primero fueron Santos y
después Me vieron, no al revés. Mis elegidos fueron para la humanidad, no para
Mí; y es cierto que con algunos hablé, pero una vez dije: “Benditos los que
creen sin ver”... Y YO bendigo tu fe.
- Pues yo soy de las que no Te veo y si
no aumentas mi fe, mi santidad será un desastre.
- ¿Has pensado en el sufrimiento que padecían
cuando no Me tenían?, era peor que la más grande enfermedad.
- Bueno, como no soy tan fuerte y
además bastante miserable… Mejor, Tú en el cielo escondido a mis ojos, y yo a
la espera… Ya Te veré el día que Tú quieras.
- Bien, pero escucha, aunque no Me
veas, mi Espíritu va dentro de ti y jamás dudes de que en la Eucaristía Me
tienes realmente.
- Ya, pero reconoce que no es lo mismo
imaginarte, que…
- Mejor que imaginar ¡Siénteme!, porque
oír, me oyes en la Iglesia. Mi voz es parecida, no te preocupes.
- Tienes razón; además que ni
metiéndome en un convento, Te vería.
- ¡Claro que no! Pues a conformarse
toca y ayuda al mundo en Mi Nombre. Yo estoy contigo
- Y yo Contigo.
Cada uno con su misión y su “denario”,
sin olvidarnos de devolverlo con “intereses”.
Emma
Díez Lobo
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