sábado, 12 de enero de 2019

Fiesta del Bautismo de Jesús




Jesús hace un gesto de solidaridad con los pecadores

        La actuación de Juan Bautista tuvo un gran eco en el país, hasta el punto de que las autoridades enviaran una delegación para indagar de qué se trataba. La noticia llegó también al pequeño poblado de Nazaret, donde Jesús llevaba una vida oculta de ciudadano solidario con sus vecinos, esperando que llegara el momento decidido por el Padre para comenzar otro tipo de ministerio. En sus largos ratos de oración había llegado a la conclusión de que Dios le pedía que anunciara su decisión de reinar de una manera especial como Padre y que realizara esta tarea no de forma violenta ni ostentosa sino en la humildad, solidaridad y misericordia, como aparece en las cuatro profecías de Isaías en que anuncia la actuación de un Siervo especial de Yahvé.  Él se identifica con este Siervo de Dios. Por eso decide ir a Juan para recibir el bautismo de pecadores, no porque se sintiera pecador, sino como gesto de solidaridad con los pecadores, pues el Siervo tiene que ser el cordero de Dios que echa sobre sí el pecado del mundo.

Con estos sentimientos se presenta ante Juan. Los relatos de Marcos y Mateo presentan a Jesús solo ante Juan, recibiendo él solo el bautismo, pero Lucas lo presenta de otra forma, orando y mezclado con un grupo de pecadores, es decir, unido a Dios padre, cuya voluntad quiere realizar, y solidario con los pecadores. En este contexto el Padre le unge con el Espíritu Santo como Hijo suyo, citando las primeras palabras del 1º poema del Siervo de Yahvé, es decir, como Mesías-Siervo, que realizará su tarea en la línea del Siervo, solidario con la humanidad pecadora.
Es el camino adecuado al Hijo de Dios que quiere realizar su misión como sacerdote misericordioso: por eso sintonizó con la humanidad, participando plenamente la naturaleza humana en todo igual a nosotros, menos el pecado, y realizando su ministerio como servicio solidario.

Las otras dos lecturas facilitan la comprensión de la escena. La 1ª lectura   recuerda el primer poema del Siervo de Yahvé, citado por el Padre, en la la segunda san Pedro presenta el bautismo de Jesús como el contexto en que el Padre le ungió con el poder del Espíritu Santo.

        Gracias a su obra de Siervo de Yahvé, que culminó en su muerte y resurrección, Jesús ha creado un nuevo bautismo que nos une a él y nos capacita para vivir como él, llevando a cumplimiento las primeras palabras que hemos escuchado a Juan Bautista, el bautismo con Espíritu Santo y fuego.

        Hoy se nos invita a agradecer la obra de Jesús y el bautismo que hemos recibido, valorándolo y viviendo sus exigencias. ¿Quién recuerda el día de su bautismo? ¿Quién lo celebra como su “cumple” más importante del año? Vivir las exigencias del bautismo es entrar por el camino de la misericordia, haciendo de nuestra existencia un servicio a los hermanos necesitados.

        Cuando entramos en el templo y tomamos agua bendita, nos santiguamos y recordamos nuestra consagración al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es una forma breve de renovar nuestro compromiso bautismal de vivir cristianamente. Pero donde renovamos de una manera especial nuestra consagración es en la celebración de la Eucaristía. Ahora el Espíritu nos une de modo especial a Jesús y por él al Padre. Es momento privilegiado de agradecer la obra de Jesús y pedir fuerza para seguirle.


Dr. Antonio Rodríguez Carmona



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