El hombre ha buscado durante toda su existencia sobre la tierra solo una solución que pueda mitigar el dolor de los hombre, todas aquellas clases de sufrimiento que han llevado al ser humano a la más profunda tristeza a las más agonizantes horas de angustia y ansiedad. Siempre el dolor ha sido estigmatizado como la peor circunstancia por la cual puede pasar un ser viviente, es el preciso momento en nada funciona como queríamos que la vida nos come vivos, algunos son físicos mientras que otros son tan mortales que calan en el alma y no solo destruyen al hombre interno sino también al externo estos son llamados dolores espirituales, heridas de alma que no curan tan fácil con medicamentos.
El sufrimiento hace
parte de la identidad humana nuestra entrada está marcada por el sufrimiento
desde el primer momento que dejamos la seguridad del vientre materno este es
nuestro primer traumatismo hasta que nos marchamos y dejamos esta tierra, el
ser humano llega a la vida marcado por el dolor y el sufrimiento darle la espalda
al dolor es darle la espalda a nuestra propia realidad.
Definitivamente este
sufrimiento está ligado al mal y entonces la pregunta es ¿Por qué sufro? Y en
medio de estas angustiantes preguntas solo podemos hacharle la culpa a Dios o
simplemente las personas que más amamos terminan siendo víctimas de nuestra
muerte en vida ¿Por qué hago sufrir al demás? y la pregunta correcta para
nuestro sufrimiento seria ¿para qué sufro? Este ¿para qué? abarca una causa,
una razón, y una finalidad.
Víctor Franklin un gran psicoanalista quien dedicó
toda su vida investigar sobre el sentido del dolor del hombre y quien estuvo en
los campos de concentración nazi decía: “Lo único que hace la diferencia entre
los que sobreviven donde otros están muriendo es que los que sobreviven le
encuentran sentido a su dolor” Algunas personas de las que han sufrido
situaciones adversas han encontrado alguna motivación para algunos de ellos fue
su familia, para otros su hijos para otro poco sus esposas. Elizabet Hiulibert
Rost también psicoanalista fue llamada “la mujer de la muerte” ya que dedico
toda su vida acompañar enfermos terminales ella en algunas de sus visitas a
estos enfermos visito algunas barracas nazis donde encerraban a los niños y
descubrió que en las paredes habían orugas y mariposas pintadas ellos
reconocían algo maravilloso que su muerte tan solo era el tránsito de la oruga
que se convertía en una hermosa mariposa…
El dolor y la cercanía a la muerte
nos vuelve auténticos, nos hace libres solo es en las peores circunstancias
donde realmente aprendemos a vivir la vida como verdadero regalo que se nos da
como gracia a los hombres… Es allí donde el ser humano descubre que la vida es
bella, es donde el hombre descubre su debilidad y se reencuentra realmente
consigo mismo, es también donde aprendemos a crecer y a madurar…No sé qué te
haga sufrir hoy…
No sé qué heridas haya en tu corazón… Pero solo quiero que sepas
que jamás estas solo…Que Dios está contigo que él te ama, que jamás se ha
olvidado de ti y que de seguro este sufrimiento pronto pasara todo depende con
la valentía con que la asumas…
Sé que ya pronto sabrás que sentido tenía todo
esto que estás viviendo…No te desanimes y recuerda que “Fuerte no es que nunca
cae sino el que cayendo aprende el motivo de su caída y se levanta” y si por
alguna razón no crees en Dios entonces te invito a que viajes a lo más interno
de ti y te preguntes ¿Cuál es tu motivación? y de seguro encontraras la
respuesta para poder continuar... El hombre es un aprendiz: el dolor es su
eterno maestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario