Sí,
de la luz que te da el Evangelio y no eres capaz de difundir nada.
- Oye, que yo soy devota del Cristo del
Pardo y de la Virgen de la Macarena…
-
Ya, y yo de Johan Strauss… Pero ¡vamos a ver!, de qué te sirve tanta “devoción”
si no “iluminas” porque dices que cada uno tiene sus propias ideas privadas.
- ¿?
-
¡Qué es ser devoto para ti! ¿Qué te encanta la escultura de Gregorio
Fernández? Pues a mí también, pero eso no
es llevar a Jesús en tu vida… Si lo llevaras, tal vez irías menos al Pardo y
Leerías más sobre lo que el artista quiso representar, de lo cual pasas
olímpicamente.
Llevar
la luz de Cristo en tu corazón es verLe en la gente, tener la suficiente
humildad para darte cuenta de que el mundo necesita de ti, de tu caridad y
amor. Pero andas tan alejado…
- Yo rezo y pido a Dios…
-
No, si lo de pedir no me extraña, pero de dar… ¡Da El Evangelio! y ayuda a los ministros
que hablan en su Nombre. ¿Por qué escondes la Bendita Luz de Dios? Yo te
contesto: porque no te interesa o porque temes que te “califiquen de mojigato”.
¡Claro que esto sería un honor, si entendieras que significa llevar encendida
la lámpara de Dios!
Reza
sí, pero para que te ilumine porque ¡alma de cántaro! eres opaco como el
aluminio, como si Dios no existiera más que en una urna de cristal… Qué gran
escultura ¿eh?
Sé
devoto de su Palabra, sé devoto de su Resurrección y tal vez si lo intentas, un
día llevarás esa luz que Dios espera la saques del trastero y la difundas.
Emma Díez Lobo
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