Buscar un
corazón empapado de la paz de Dios.
Desear
descargarse de ataduras, de limitaciones y buscar sin descanso el lugar donde
el corazón encuentra su espacio natural, donde no hay ruido y descubrir así que
no necesitamos nada, nada más que contemplar la luz de quien nos creó.
Resistir a
la tentación de la voz que, desde dentro, nos intenta convencer que
las vanidades y triunfos son comparables con la paz que trae tu Palabra.
Danos Señor
fuerza y luz, no permitas que las cosas que sostienen este mundo confundan
nuestra visión y traten de convencernos que merece la pena dedicarles nuestro
tiempo.
Déjanos vivir
en ti, tú como origen, tú nuestro destino.
Llena de
sabiduría a este pobre corazón que fue creado por ti y que se equivoca si no te
ve.
Olga Alonso
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