Y da la casualidad
que mientras más recemos por esta “gentuza” (Emmaaaaaa...) más actuará la Misericordia
en nosotros; es decir, que lo que hagamos con ellos es lo que nos “caerá
encima”... Pero ¿Qué pasa?, que no lo hacemos y los “beneficios” se van al traste.
¡No somos muy inteligentes, no!
Tampoco Dios nos
pide que estemos a “partir un piñón” con éstos, de eso nada, dice que pongamos “puente
de plata”, no sea que tengan que penar más de la cuenta si nos quitan “de en
medio”...
Sé que es difícil pero
debemos intentarlo, en la casa de Dios o en la nuestra con la mantita puesta. Yo
reconozco que, cuando me acuerdo, siempre les toca al final de mis oraciones, antes
van los buenos... Y cómo no siempre me acuerdo, pues a seguir despotricando y
enfadándome un día sí y otro también.
Si es que... Es que
a los malos no les queremos ni ver... Y ahí está la cuestión.
Y ¿Qué hacía Dios con
esta cuestión?, Pues tratarles con pena y benevolencia.
- ¡A mí no me sale, Dios!
- ¡Pues que te
salga porque va por ti!
Jesús era tan especial...
La verdad es que no me parezco en nada, a ver si “cae la breva”...
Emma Diez Lobo
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