lunes, 1 de septiembre de 2025

Partiendo la Palabra Buscadores de Dios Salmo 73

 



 Empieza el Salmista diciendo: "Que bueno es Dios para el justo, para los limpios de corazón" Para que nadie diga que Dios es bueno con unos y no tanto con otros, sondeamos lo que significa la Palabra justo y por extensión, la justicia, en la Escritura. Tanto justo, como justicia tienen relación con el verbo ajustar.

Jesús está llamando Bienaventurados a aquellos que en su vida espiritual han ido ajustando sus pasos, su corazón a Dios. Así lo explica San León Magno en su comentario catequético a la cuarta Bienaventuranza: 

"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque quedarán saciados" (Mt 5,6 ).

 Entonces ya podemos decir: ¿Como no va a ser bueno Dios, con aquellos que ajustan su corazón a Él?

 La raíz de la bondad e incluso alegría que Dios siente por los que se ajustan a Él, reside en que para que estas personas ajusten su corazón al de Dios, primero tienen que desajustarlo de la idolatría del mundo; idolatría y gloria que el demonio ofreció a Jesús en la tercera tentación y que Él rechazó (Mt 4, 8-9).

El Salmista nos está anunciando que un hombre, que intenta ajustarse a Dios, ya está en buen proceso para ser limpio su corazón.

 

P. Antonio Pavía 

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viernes, 29 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra Dm. XXII T. Ord.

 



 Hijos de Dios o hijos del mundo.

 Pongo un énfasis especial en las últimas palabras de Jesús, de este Evangelio. En ellas vemos que llama Bienaventurados a quienes hacen el bien a los demás con discreción, e incluso de forma anónima, para que aquellos a quienes ayudan, no tengan que agradecérselo. Este rasgo marca la diferencia entre los hijos del mundo y a los de Dios. A estos últimos, Jesús les llama Bienaventurados, o sea, les considera del grupo de sus más íntimos; los mismos a quienes llama: Pobres de espíritu, mansos como Él que es el Cordero de Dios, limpios de corazón, misericordiosos...etc. (Mt 5,1...).

 Nos estamos refiriendo a las Bienaventuranzas, que marcan el estilo propio del Discipulado. Hacer el bien a los demás sorteando juicios y prejuicios crea "la Santa Libertad" en el corazón de los Discípulos de Jesús.

No somos mejores que nadie, pero hemos tenido la Sabiduría de escoger a Jesús, el Único que puede crear en el hombre un corazón nuevo, como nos fue prometido por medio de Ezequiel (Ez 36,26-27). 

 

P. Antonio Pavía

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viernes, 22 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra D. XXI T O. (Lc 13,22-30)

 


¿Por qué me llamáis Señor...?

 Alguien pregunta a Jesús: ¿Son pocos los que se salvan? Estas y parecidas preguntas son propias de personas algo tibias que" coleccionan" supuestas revelaciones acerca de tantísimas personas que van al infierno... etc.

 Estos temas pertenecen solo a Dios, no perdamos pues el tiempo. Me explico: Un Discípulo de Jesús no necesita nada de eso; ya tiene más que bastante, con lo que Él ha puesto en sus manos: ¡Su Santo Evangelio con los Sacramentos! De nada sirve decir, como señala Jesús: Hemos comido y bebido contigo, has enseñado en nuestras plazas...etc., como leemos en el Evangelio de hoy. Y culmina diciendo: ¡No se quienes sois! Esta respuesta de Jesús tiene su complemento final en estás otras palabras suyas: "¿Porque me llamáis Señor, Señor y no hacéis lo que yo os digo? (Lc 6,46).

  Señor Jesús, ayúdanos a convertirnos a ti, a tu Evangelio, como bien nos dijiste... (Mc 1,15). 

 

P. Antonio Pavía 

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viernes, 15 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra Domingo (XX) T.O. (Lc 12,49-53)

 


El Fuego del Señor Jesús, en mí.

 

"He venido a traer Fuego al mundo y como deseo que esté ya ardiendo". Nos estremece la angustia de Jesús y nos asombra ver cómo sobreponiéndose a ella entra en el Misterio de la Cruz; allí, en el Calvario, Lugar Santo en el que el Mal fue vencido. Lugar Santo, Morada del Fuego de Amor Eterno, donde Dios imprime el sello de calidad de nuestra creación, como hijos suyos acerca de este "Fuego Creador" es muy significativa la experiencia de los dos de Emaús. Escépticos y desilusionados de Jesús, abandonan la comunidad y van hacia Emaús.

 Jesús se hace el encontradizo con ellos y deshace sus incredulidades partiéndoles la Palabra. Y esta, se hizo Fuego Divino en sus entrañas.

Oigamos su confesión de fe al irse Jesús : ¿No ardía nuestro corazón cuando nos iba interpretando las Escrituras? Para eso murió Jesús para que su Fuego, el de sus Palabras, se hiciesen entrañas de nuestras entrañas.

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 13 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos (XII)

 


 Ya vimos que Dios Padre glorificó su Nombre, en el Calvario al brillar los primeros destellos de la Victoria de Jesús sobre la muerte. Victoria que ya anunció antes de su Pasión al decir:

"Cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mi " (Jn 12,32).

 Así fue; levantado en lo alto de toda ignominia, Jesús nos hizo entrever su Gloria Eterna al perdonarnos a todos. El Amor divino de Jesús por toda la Humanidad, se lo confió como el Gran Tesoro, a María Magdalena al   darla este encargo glorioso en su resurrección: "Vete donde mis hermanos y diles: Subo a mí Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios" ( Jn 20,17).

 Veamos como canta San Pablo la victoria de Jesús sobre la muerte: “Jesús, siendo de condición divina...se humilló a si mismo obedeciendo hasta la muerte y muerte de Cruz...por eso Dios le exaltó y le dio el Nombre sobre todo Nombre...para que toda lengua confiese que Jesús es SEÑOR... (Fil 2,7-11).

 Nombre que "heredamos" sus Discípulos como Corona de Victoria en nuestra frente (Ap 22,4).

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 11 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra EL EVANGELIO Y SUS FRUTOS (XI)

 


Insistimos en la proclamación de la Gloria del Nombre de Dios, proclamada por Él mismo: ¡Lo he glorificado y lo volveré a glorificar!

  La humanidad entera, representada por Israel y el Imperio Romano, despreció y pisoteó el Glorioso Nombre de Dios al crucificar a Jesús, su Hijo. Todo asesino a lo largo de la Historia tuvo una muerte más digna que la de Jesús. Satanás y sus colaboradores, ebrios de la gloria de este mundo, cantaban su victoria sobre Dios en el Calvario, cuando de pronto, Jesús, irguiéndose como pudo sobre la Cruz, proclamó su inminente glorificación victoriosa: ¡Padre, en tus manos, encomiendo mi espíritu!

 Grito victorioso que, sometiendo el mal y la muerte, hizo enmudecer a todos los agentes de la Mentira y del Mal allí congregados. 

 Nos permitimos recoger los últimos susurros de Jesús al Padre en su agonía: ¡Padre, hemos vencido, hemos abierto un Camino de Salvación para todo hombre! Desde entonces, todos podemos testificar lo que años después proclamó el Apóstol Pablo: ¡Donde abundó el pecado sobreabundó la Misericordia!  (Rm 5,20b). Bien podía Pablo ensalzar la Misericordia de Dios, él que había condenado con su voto, a tantos Discípulos de Jesús, de los primeros tiempos. (Hch 26,9-11).

 

P. Antonio Pavía

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sábado, 9 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra Dom XIX T. O. (Lc 12,32-48)

 


No temas, pequeño rebaño...

 Imaginémonos a los discípulos de Jesús. Están desalentados. Son pocos y ven apenados el rechazo que tiene su Maestro, allí por donde pasa. Más de una vez se dirían: ¿Dónde nos hemos metido? Jesús lo sabía. Le dolía el desaliento de estos hombres a quienes había llamado uno a uno. Ante sus dudas les dijo: ¡No temáis pequeño rebaño...! ...Si, no temáis…mis discípulos serán siempre, a lo largo de los siglos, un pequeño rebaño. Siempre serán pocos los que confíen en mi lo suficiente como para dejarme que escriba mi Evangelio en sus corazones. Por eso, seréis siempre "mi" pequeño rebaño en una sociedad orgullosa de su autosuficiencia, tan orgullosa que intentará cubrir con sus vanidades, el océano depresivo en el que asienta sus planes y sus pies, como la estatua de Nabucodonosor (Dn 2,31-34).

 No temáis pequeño rebaño, siempre seréis insignificantes a los ojos de los demás, pero sois "mi Luz" en medio de los hombres, a quienes amaréis como yo los amo. "Os envío como ovejas en medio de lobos" (Lc 10,3) pero no temáis pequeño rebaño: Yo he vencido al mundo y vosotros también (Jn 16,33).

 No temáis, mi pequeño rebaño...no temáis mis queridos discípulos ...no temáis. Después de estas palabras de Jesús a sus ovejas... ¿Alguien puede imaginar una Ternura mayor que la suya?. No perdáis el tiempo...no hay mayor Ternura que la que Jesús prodiga a sus Discípulos.

 Buscar a Dios es también buscar su Ternura... “No temáis...pequeño rebaño"

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 6 de agosto de 2025

El Evangelio y sus frutos (X) (Jn 12,20-32)

 


  ¡Glorifica tu Nombre! dijo Jesús al Padre, apartando así la angustia que sentía ante la proximidad de su Pasión. Este grito nos lleva a las múltiples desviaciones de Israel en su relación con Dios. Fue tal su idolatría que Dios les dejó a merced de su insensatez para que supiesen que sin Él no podrían levantar cabeza.

El autor del Salmo 79, inspirado por Dios, expresa la decadencia de Israel, pero también, su Misericordia y Compasión con estos hombres, que sin su Sabiduría ni siquiera pueden distinguir la mano derecha de la izquierda. Conscientes de ello, suplican la ayuda a Dios a quien habían dejado de lado:

 "Ayúdanos, Dios de nuestra salvación, por amor de la gloria de tu Nombre, líbranos, borra nuestros pecados, por él honor de tu Nombre.

¿Por qué han de decir las naciones donde está su Dios...?  (Sl 79, 9-10).

 Ahora entendemos las palabras de Jesús:

¡Glorifica tu Nombre! La respuesta del Padre a Jesús, es meridianamente clara: "Lo he glorificado y lo volveré a glorificar".

 

P. Antonio Pavía 

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viernes, 1 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra. Dom. XVIII T.O. (Lc 12,13-21)

 


El necio desprecia su alma

 

Lo más absurdo de un necio, es el daño que hace a su alma. Necio llama Jesús al protagonista de este Evangelio. Este pobre hombre, pobre por escaso de trascendencia, era dueño de unos campos que ese año dieron mucho fruto. La riqueza que tenía ante sus ojos le cegó tanto, que no pensó, por ejemplo, en ayudar a quienes pasan necesidad. Sus horizontes se redujeron a levantar nuevos y mayores graneros. Vio a lo lejos el esplendor de sus bienes y como autómata que da cuerda a su lengua se dijo: Alma mía, tienes en reserva bienes para disfrutar por muchos años. Jesús le llamó necio. Si, necio porque, si hasta el presente es incierto... ¿Como se atrevía a asegurar su vida en el futuro?

 El necio desprecia su alma al no tenerla en cuenta. No se le ocurre ponerla en las manos del Aquel que desea amarle con Amor Eterno. No tiene tiempo para buscar y encontrar a Dios que, como Padre que es, ama con locura a sus hijos.

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 30 de julio de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos(VIII) (Jn 22,20-32)

 



Vimos a Jesús en su combate entre su Espíritu que le impulsaba a ser fiel al Padre, a la Misión que le había confiado, y la carne que, como bien sabemos, rechaza instintivamente el sufrimiento. En pleno forcejeo, oímos a Jesús decir al Padre: ¡Pero, si he llegado a esa a esta hora para esto! Con su respuesta, está dando valor a lo que proclamó anteriormente: "Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto". Jesús es el grano de trigo que, con su entrega incondicional a su Misión, crea la Fidelidad en nuestra relación con Dios. Ya no es una relación siervo-amo sino la de hijo-Padre. Fidelidad, como don Divino, que de una forma maravillosa nos profetiza el Salmista al decirnos: "La fidelidad brota de la tierra, la justicia mira desde el Cielo” (Sl 84,12).

Jesús enterrado en la tierra es el creador de la Fidelidad Gloriosa del hombre con Dios, al tiempo que hace florecer la justicia es decir ...el "ajustamiento glorioso" entre el hombre y Dios, que jamás apartó su mirada de él cuando se iba entretejiendo - con mil pruebas- en lo profundo de la tierra. (Sl 139,15).

 A lo largo de nuestra " nueva creación", a veces creemos que estamos solos, pero no es así. Aún   en lo más profundo de la tierra, es como si Dios solo tuviese ojos para ti, alegrándose como Padre, de tu crecimiento, como Discípulo de su Hijo (Jn 15,8).

P. Antonio Pavía 

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lunes, 28 de julio de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos (VII)

 


 En Jesús se van cumpliendo paulatinamente las profecías de que sufriría un sinfín de vejaciones y sufrimientos a lo largo del cumplimiento de su misión salvífica (Is 53). En cuanto hombre, experimentó el miedo y la angustia que acompaña todo sufrimiento, por eso le oímos decir: "Ahora mi alma está turbada..." (Jn 12,27 ). En la misma aflicción le vemos en el Huerto de los Olivos. Su desvalimiento es tan atroz, que llega a decir al Padre: "Mi alma está a punto de morir" (Mt 26,38). Jesús está librando un combate entre su cuerpo que de forma natural rehúye instintivamente el dolor, y su espíritu que se aferra con todas sus fuerzas a la voluntad del Padre.

Jesús libra este combate para mostrarnos que, gracias a Él, podemos vencer, como El, a un mundo, que ante el dolor e incluso el aplastamiento, nos ofrece la solución más tentadora: dar la espalda a Dios y abrazarte a cualquier pecado con la "fantasía" de que es lo mejor para ti, teniendo en cuenta tú situación, circunstancias...etc.

El Señor que conoce muy bien el poder seductor del demonio nos previene de él diciéndonos: " …El espíritu está pronto, pero la carne es débil..." (Mt 26,41).

 

P. Antonio Pavía  

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viernes, 25 de julio de 2025

Partiendo la Palabra Domingo XVII del Tiempo Ordinario

 


 Jesús, enséñanos a orar

 De este Evangelio deducimos que los discípulos de Jesús estaban sorprendidos de su forma de rezar. Sabían que oraba en la noche al Padre (Lc 6, 12). Intuían que, para Él, orar no era tanto recitar palabras una tras otra sino estar con Dios. Y... ¿Cómo sería el diálogo de Jesús con su Padre?

 Por supuesto partiendo de los Salmos pues en ellos resplandecía su misión mesiánica; profetizaban su rechazo, desprecios y su condena a muerte. Podemos ver por ejemplo el Salmo 22. Los Salmos son nuestra oración por excelencia ya que, como dice la Iglesia son también profecías acerca de los Discípulos de Jesús. En este contexto entendemos que Jesús les, y nos, enseñase la oración por excelencia: Él Padrenuestro. Sí, porque solo en una relación con nuestro Padre, parecida a la de Jesús, nos permite descubrir la Grandeza Divina que supone ser Discípulos suyos.

El Padre Nuestro nos enseña poco a poco a saber que la oración es un estar gozoso "cara a cara con Dios". Él nos lo profetizó por medio de Moisés (Ex 33, 11).

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 23 de julio de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos (VI) (Jn 12,20-32)

 



 Dice Jesús: "Si alguno me sirve, el Padre le honrará." es decir: le colmará de honor y gloría.

 Vamos por parte porque esto nos sobrepasa por completo. Como bien sabemos, Jesús fue enviado por el Padre como Salvador del mundo. Para ello, Jesús entregó su Vida en el Calvario, y resucitó; fue entonces cuando los Apóstoles entendieron...  ¡Por fin! que las Palabras que el Padre le había susurrado al oído (Jn 12,49-50) no eran recomendaciones morales, que apenas mueven sentimientos, dejando nuestro pobre corazón golpeado por las taras del pecado original. Se cumple   así en el hombre el famoso refrán: " La cabra siempre tira al monte". Ahora entendemos la necesidad de la Encarnación de Jesús: Palabra del Padre....y porque lo es, tiene autoridad para decir: "Mis palabras son Espíritu y Vida”. (Jn 6,63b).

 Por eso mismo Jesús confió a sus Discípulos de todos los tiempos su Evangelio para que lo anunciasen. Y esto es... ¡Inaudito! Jesús confía sus Palabras de Espíritu y Vida a hombres y mujeres que no somos mejores que los demás...es cierto. No somos mejores, pero tenemos la experiencia más Divina que humana, de que las Palabras de Vida y Espíritu que de una y otra forma anunciamos, están creando ya en nosotros un corazón nuevo, dócil a sus Palabras como jamás pudimos imaginar.

Esa es la razón incuestionable de porque anunciamos el Santo Evangelio de Jesús. 

 

P. Antonio Pavía

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lunes, 21 de julio de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos (V)

 


 Dice Jesús que el que detesta su vida en este mundo la guarda para la Vida Eterna. Aclaremos esto, para no equivocarnos. Cuando Jesús habla de detestar nuestra vida, no se refiere a un rechazo del mundo creado. Tengamos en cuenta que al culminar la creación del mundo    Dios fijando si mirada en "su obra" se alegró porque todo era bueno. (Gen 1,1...). Al decir Jesús lo de detestar su vida en este mundo, se está refiriendo a "la vida engañosa" que nos ofrece el Tentador prometiéndonos todo, si es que vivimos de espaldas a Dios, a sus Palabras. 

En realidad, nuestra vida solo se sostiene y alcanza su Gloria Eterna, si la ponemos en manos de Dios, y es entonces cuando le reconocemos como Padre, que nos cuida mejor que a las aves del cielo y las flores de los campos (Mt 6,25-34).

 A esta sabiduría para escoger se está refiriendo Jesús.

Puedes ponerte en manos de Satanás que te deslumbra con sus fuegos artificiales que se apagan cuando no dan ya más de sí, o escoges ponerte en las manos de Dios, en cuyo caso entonces se cumple en ti, la profecía hecha por Él a David: "Yo seré para él un Padre y él será para mí un hijo" (2 Sam 7,14).  Dios mantiene esta profecía-promesa:  Nadie puede escoger por ti, solo tú decides.

 

P. Antonio Pavía

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viernes, 18 de julio de 2025

Partiendo la Palabra Domingo XVI del Tiempo Ordinario (Lc 10, 39-42)

 



El Kairos

 

Kairos es un término griego muy común en la Iglesia Primitiva, que significa: "La ocasión propicia". Bien sabían los primeros cristianos que Dios se les manifestaba con acontecimientos que iban mucho más allá de simples casualidades. Acontecimientos que les movían a decir: Esto es un paso de Dios en mi vida.

El Kairos tiene que ver con el Evangelio de hoy. Jesús llega a la casa de Marta y María.  Ambas se alegran muchísimo, pero Marta sigue afanada en las cosas de la casa, porque hay que hacerlas. María, aprovecha el Kairos; decide que las cosas de su casa pueden esperar; su casa interior, su alma, no. Dejando pues "sus cosas" se sienta a los pies de Jesús, no para mirarle embelesada sino para recibir de Él la Vida que fluye de su Palabra.

Atentos... escuchaba a Jesús, sentada a sus pies, es decir, no para "aprenderse una lección bíblica" sino para que su alma quedase prendida a lo que escuchaba. Se llama: ¡Obediencia a Dios!

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 16 de julio de 2025

Partiendo la Palabra Si el grano de trigo no muere

 



 "El que ama su vida la perderá" dice Jesús (Jn 12,25). La cuestión es qué nos dice Jesús respecto a "perder la vida". Si por vida entendemos, solo nuestras aspiraciones y proyecciones, marginando a nuestro Buen Pastor, nos quedamos bastante escasos.

Bloquear nuestra Trascendencia, es como vivir, haciendo contorsiones en el seno de una burbuja, sin ver más allá de nuestros límites. Así, ignoramos irresponsablemente nuestra vulnerabilidad. Lo peor es que nos hacemos a un lado, ante la infinita grandeza de nuestra alma creada para la Eternidad.

 Recordemos a este respecto la Catequesis que nos dio el Señor Jesús. (Lc 12,26-21). Los campos de un hombre dieron una excelente cosecha. Quizás nunca soñó con frutos tan abundantes; los suficientes para colmar sus deseos y ambiciones. Pues no fue así. Lo primero que pensó   fue edificar graneros mayores, para almacenar sus ganancias.

 No se le ocurrió agradecer a Dios, ni compartir algo con los necesitados. O sea que fue tan necio, así le llamó Jesús, que, en vez de cultivar su alma, creciendo así en su relación con Dios, insaciable como era, solo se preocupó en acumular más bienes, y más y más... Como ya dije, Jesús le llamó necio. Si, necio porque solo tuvo ojos para los bienes de este mundo, pero fue totalmente ciego para los Bienes Eternos: Los que vienen de Dios...a quien excluyó dominado por su insensatez.

P. Antonio Pavía 

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lunes, 14 de julio de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos (III)

 


Si el grano de trigo muere, da fruto. Pero si no muere a la larga, su existir pasa desapercibido; la soledad que escogió al marginar a Dios, le pesa como una losa; es como si cargara con la muerte que lleva sobre sus espaldas, Sin embargo, el grano   que aceptó ser arrojado a tierra al rechazar ser arropado por el mundo se ve acogido por la Ternura de las manos de Dios.

 Apenas cuatro personas estuvieron en el Calvario, cuando Jesús fue condenado por él Sanedrín y arrojado como escoria hacia el Calvario. Sin embargo, a pesar de tan espantosa soledad, el Mal con todo su poder, no consiguió evitar que el Despreciado por antonomasia hablase una y otra vez con su Padre dando así constancia de lo que había proclamado a sus Discípulos durante la Última Cena: "Yo estoy con el Padre y el Padre está en mi" (Jn 14,11).

Los Discípulos de Jesús no nos morimos solos, porque, unos más y otros menos, todos tenemos la experiencia de haber vivido "con y junto al Señor Jesús a causa de su Evangelio acogido y por supuesto, de los Sacramentos.

Todos llevamos en nuestras entrañas la confesión de fe de San Pablo: "Ya no soy yo quien vive, es Jesús el que vive en mi "Vivir acompañados por él Señor, no es una fórmula mágica: es el cumplimento de promesas hechas por Jesús, como, por ejemplo: "Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros si me veréis. Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros"(Jn 14,19-20).

  A este respecto, llevemos a nuestro corazón la promesa hecha por Jesús, una vez resucitado, de su permanente Presencia con sus Discípulos a lo largo de la misión que nos confío: " Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).

 

P. Antonio Pavía

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sábado, 12 de julio de 2025

Partiendo la Palabra Domingo XV del Tiempo Ordinario (Lucas 10, 25-37)

 



Señor, acaricia tú mi corazón

 ¿Quién no desea llegar a amar a Dios con todo su corazón, como leemos en el Evangelio de hoy? Todos lo deseamos. Amar a Dios con todo nuestro corazón no supone despreciar tantos bienes del mundo. La cuestión es a quien dejamos que estampe su firma en nuestras entrañas, si a Dios, o al mundo. Para no vivir engañados puntualizo lo siguiente: Dios habita en nosotros por medio de su Santo Evangelio (Jn 14, 23).

Que estampe su firma en nuestro corazón, no depende de sentimentalismos, ni de propósitos; ni siquiera de compromisos. Todo esto son veletas a merced del viento. Jesús estampa su firma en nuestro corazón, solo si se lo dejamos hacer, y eso implica nuestra perseverancia día a día.

La fe que agrada a Dios es que le dejemos las manos libres para que cada día, estampe en nuestro corazón un trazo, un pasaje de su Evangelio... Y es que, Jesús mismo, se identifica espiritualmente con su Evangelio (Mc 8, 35).

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 9 de julio de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos (II)

 


 

Escuchamos la respuesta, catequesis de Jesús a aquellos griegos que querían verle. Aparentemente no es una respuesta, sin embargo, las Palabras dichas por Jesús, definen la identidad de los que son y serán sus Discípulos a lo largo de la Historia.

Escuchamos a Jesús:  "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo. "Él dilema, o mejor dicho, el escándalo está servido: Si no eres grano de trigo arrojado en la tierra, por el desprecio del mundo (Jn 15,18...)  no serás más que un grano estéril e inservible. Si defendemos nuestra vida y dignidad, arropados por la gloria de este mundo, mala inversión hemos hecho de nuestra existencia, porque tarde o temprano el mundo a quien confiaste tu dignidad te abandona a tu suerte.

El que no escoge a Dios se echa en brazos de la soledad porque las pompas de este mundo revientan y te ves arrojado al vacío...aunque sigan adulándote.  Nuestra alma es muy exigente, no le colma ninguna adulación; solo las caricias de su Padre, las de Dios. No tengamos miedo. Todo aquel que es capaz de decir a Dios: !Aquí estoy! …como Abraham, Moisés Esther, Jeremías...y por supuesto María de Nazaret tiene garantizada la victoria sobre el mundo y su príncipe Satanás, y tiene garantizada también la Gloria Inmortal de Dios, gracias a Jesús, el Señor (Jn 17,22-24).

 

P. Antonio Pavía 

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