Jesús está llamando Bienaventurados a aquellos que en su vida espiritual
han ido ajustando sus pasos, su corazón a Dios. Así lo explica San León Magno en
su comentario catequético a la cuarta Bienaventuranza:
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque
quedarán saciados" (Mt 5,6 ).
Entonces ya podemos decir: ¿Como no
va a ser bueno Dios, con aquellos que ajustan su corazón a Él?
La raíz de la bondad e incluso
alegría que Dios siente por los que se ajustan a Él, reside en que para que
estas personas ajusten su corazón al de Dios, primero tienen que desajustarlo
de la idolatría del mundo; idolatría y gloria que el demonio ofreció a Jesús en
la tercera tentación y que Él rechazó (Mt 4, 8-9).
El Salmista nos está anunciando que un hombre, que intenta ajustarse a Dios,
ya está en buen proceso para ser limpio su corazón.
P. Antonio Pavía
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