- Hoy Domingo, no he ido a misa…
- ¿Y?... Lo habrás
comentado con Dios ¿no?
- ¡Siempre estás con
las mismas historias…! ¡Pues claro que no, como que es tan fácil!
- Simplísimo, se lo
dices y ya… Pero ten cuidado al cruzar de acera. ¡Vamos a ver! Tú por quien vas
a misa por Dios o por ti…
- Pues porque hay que
ir, ¡es un pecado no aparecer en Domingos y fiestas de guardar!
- ¡Jesús, María y José!,
¿qué tú vas a misa por Dios?
- A ver, noo, si te
parece…
- ¡Pues no, no me
parece! Tú vas a misa por TI. Dios no
te necesita para nada, pero “nazin de nazin” aunque te quiera horrores; pero tú
a Él sí. Ufff, yo no sé cómo hacer entender que la misa no se celebra para Dios,
sino para ti de parte de Dios. Te entrega su Cuerpo y Sangre para aumentar tu
fe y por si las moscas…
Dios, el pobrecico, tampoco
sabe ya cómo decirles que en sus Palabras está tu salvación. ¡Gratis lo hace solo
por ti!, que no te enteras…
Desde luego ante esta
perspectiva, mejor pensar que estamos “obligados”, porque si no, más de uno se
habría ido “pal otro lado”, con eso de que creemos que nunca nos va a tocar y… ¡Hala!
accidente de moto, aéreo, coche, un infarto... (Cuando estamos activos, nos
pilla casi siempre con el carrito del helado, ¡vamos, vamos!)
Todo absolutamente lo hace
por el continuo peligro al que estamos abocados y más nos vale “marcharnos de
aquí”, estando a un piñón con Él.
Yo, cuando no he podido
se lo he dicho para que me proteja hasta que pueda ir, es muy muy importante. Después
en confesión lo he contado, pues las manos Consagradas con el Espíritu de Dios
en mi ser, es algo mágico, como si saliera de una santa lavadora.
También hay que ir para
glorificarle, ¡no es para menos después de todo lo que hizo! Y a la vez me diga
ese día, la frase o palabra especial necesaria que me hará “run run” en la cabeza
y que es “diferente” para cada uno de nosotros. Sí le escuchas,
lo sabrás.
Ya
sabes, cuando no puedas ir, díselo sin miedo; Él siempre espera. La pena sería
poder ir y no escucharle…
Emma Díez Lobo
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