-¡Señor cura, señor
cura, no tenemos iglesia en el pueblo!!!
-Bueeeeno, no pasa
nada, entre todos haremos la iglesia y en dos meses la tenemos; con cuatro
ladrillos y unos bancos… Ya podemos reunirnos que no sea en el establo de D.
Fulgencio, no os preocupéis.
- ¡Qué gran noticia!,
al fin una iglesia en este pueblito tan apartado…
El cura era nuevo y
desde que había llegado a “Villamepierdo”
no dejaba de oír la misma cantinela.
Así pues, al día siguiente se reunieron en
el establo para discutir los pormenores de su edificación.
Un chaval que acababa
de hacer la Comunión, pasaba por allí con su madre, cuando oyó unas voces hablando
de la famosa iglesia… El chiquillo se paró y preguntó:
- Oye mamá ¿Por qué
quieren una Iglesia si ya la tienen?
- Ah ¿sí?, y ¿dónde
está esa Iglesia, hijo mío?
- Pues aquííí. A mí me
dijeron en la “cate.” que la Iglesia éramos todos, no nos hablaron de un
edificio… Y que la llevamos en el corazón.
- Sí, es cierto. Jesús
y sus discípulos hacían Iglesia en cualquier lugar del mundo: Praderas,
montañas, lagos, mares, cuevas…
-Y ¿El cura no lo sabe?
- ¡Claro que sí hijo!, tiene
toda la tierra regalada por Dios para crearla, pero si no hace el edificio, no
quedarán contentos; tal vez hayan olvidado que la llevan dentro.
- Mamá ¿Tú y yo somos
Iglesia andante?
- Y ellos también hijo.
Tú debes ir siempre a misa, allá donde la celebren y escucha cada Evangelio con
atención; después haz “Iglesia” por donde pases imitando a Jesús y, cumple sus reglas
para ser feliz:
Pide perdón para
sentirte libre y limpio ante los hombres y ante Él; el Evangelio para hacer el
camino y la Comunión para no hacerlo sólo por si te caes, y te caerás una y
otra vez porque el sendero de la vida es duro y peligroso.
- Lo sé mamá, eso es lo
que nos dijeron…
¡Haced Iglesia con los
niños y os enseñaran a no olvidar! “Porque de los que son como ellos es el
reino de los cielos”. Esto
ocurrió en un lugar perdido de Sudamérica.
Emma Díez Lobo
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