No le pidas a la rosa
razones de su hermosura,
ni preguntes a la altura
el porqué de cada cosa.
Toda cosa triste, hermosa,
exacta incompleta o fea,
verdad, sueño, anhelo, idea,
es brasa de un incensario;
letra de un abecedario
que solo Dios deletrea.
No te pongas a escarbar
en el motivo primero;
somos flores de un florero
y lámparas de un altar.
Dios nos hizo por gozar
de Sí mismo la victoria.
¡Esconde, Ser, la memoria
y el pensamiento en su manto,
con una anhelo de canto
y una voluntad de Gloría!
Toda en su sola presencia:
cada cosa se resume:
basta con ese perfume
que es nuestra misma existencia.
No quieras saber más ciencia
que esta ciencia del correr,
sin afanes de saber
ni inquietudes de llegar,
¿qué más destino que estar?
¿qué
más oficio que ser?
(Pemán)
Precioso, ahi deberian acabar todas nuestras inquietudes
ResponderEliminarGracias, un beso