Bienaventurados los pobres
de espíritu: imitad a aquel que, siendo rico, se hizo pobre por vosotros (2 Cor
8,9).
Bienaventurados los
mansos: imitad a aquel que dijo: Aprended de mí que soy manso y humilde de
corazón (Mt 11,29).
Bienaventurados los que
lloran: imitad a quien lloró sobre Jerusalén (Lc 19, 41).
Bienaventurados los que
tienen hambre y sed justicia: imitad a aquel que dijo: Mi comida es hacer la
voluntad del que me ha enviado (Jn 4,34).
Bienaventurados los
misericordiosos: imitad al que socorrió al herido por los ladrones y que yacía
en el camino medio muerto y sin esperanzas (Lc 10,30-35).
Bienaventurados los
limpios de corazón: imitad a aquel que no cometió pecado y en cuya boca no se
halló dolo (1Pe 2,22).
Bienaventurados los pacíficos: imitad a aquel
que dijo en favor de sus perseguidores: Padre, perdónalos, porque no saben lo
que hacen (Lc 23,34).
Bienaventurados los que
padecen persecución por causa de la justicia (Mt 5, 5-10): imitad a aquel que
padeció por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas (1Pe 2,21).
Quienes imitan estas virtudes, siguen en ellas al cordero.
(S. Agustín, La
santa Virginidad, 28,28)
SER POBRE COMO... San Francisco de Asís y los que se esfuerzan por vivir
un estilo de vida austero y responsable en el consumo.
SER RESISTENTE COMO... Lolo y los enfermos y discapacitados como él, que
logran superarse y ser santos.
ESTAR COMPROMETIDOS con la justicia y los pobres como el Beato Monseñor
Romero y tantos voluntarios y voluntarias.
SER LIMPIO DE CORAZÓN COMO... el papa San Juan XXIII, el "papa
bueno", y tantas personas honradas y honestas que hay en el mundo.
SER PACIFICADOR COMO... Gandhi y todas las personas que actúan de
mediadores en muchos conflictos y guerras.
SER FIELES Y DAR LA VIDA COMO... santa Edith Stein, que dio su vida por
los judíos, en Auschwitz.
Y por todos los que hoy ayudan a los refugiados, desplazados e
inmigrantes.
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