Cuarenta Restaura Mi Alma.
40 días para nacer de nuevo y morir en brazos de Dios:
En
estos días, entre el ayuno y la caridad, está el Rosario, la no discusión, la
bondad, el comerte la lengua, la templanza
y la difusión de la FE en Cristo.
Sé
que son muchas cosas, pero tampoco son tantos días y a lo mejor nos
acostumbramos a guardar algunas de estas virtudes fantásticas que nos trae la
Cuaresma.
Una
de las cosas que he comprobado, es la adoración al Santísimo que aunque no
digas nada y te quedes un rato en Su presencia -como cuando te tumbas en la
playa-, sales fortalecido; es como si se calentara un algo en tu interior. Tal
vez sea el silencio o la soledad que te une a Él, pero la esperanza y la paz te
acaban envolviendo, a veces dan ganas de quedarte horas.
Así
pues, desde que nos levantamos ya podemos hacer un repaso a nuestra “Cuaresma” y ponerlo en práctica. Por
ejemplo, cuando me acuerdo de “morderme la lengua” en reuniones que no hacen
más que hablar de gente “non grata”, me parto… De pronto me salen “incoherencias”
que no tienen nada que ver. En fin, evito entrar al capote de los apelativos,
los juicios y alterarme.
Tener
a Jesús presente en ésta época y recogerte en su vida de Ministerio, te revela
lo gran pecador que eres y, es lo mejor que podemos hacer por nosotros, porque de
nosotros depende la eternidad.
Lee el Evangelio, escucha el Evangelio
y una vez te veas representado -no
te libras-, confiesa y Comulga a Dios.
Emma Díez Lobo
No hay comentarios:
Publicar un comentario