Cuando me preguntas por qué no
interviene Dios en las fatalidades humanas, es que desconoces por completo el
Evangelio, desconoces a Dios.
Todo
sufrimiento, causado
por la libertad inalienable del ser humano y la naturaleza de la tierra -a
veces alterada por el hombre- está
escrito en las Bienaventuranzas.
-Pero ¿Qué hace Dios, es que Le da igual?
Siempre cuestionando a Dios. Y no, no
Le da igual y llora contigo como un “madaleno”, pero como no Le escuchas, ni Le escuchan… Pregúntate mejor del porqué vino y
sabrás cómo somos, qué dice y qué hace. Su Evangelio es un libro abierto de
nuestra vida.
Pero da igual lo que digas, “Dios no debería consentir tanto mal”… O
sea, que para hacer lo que nos viene
en gana, que no se meta pero cuando estamos en desgracia, “su obligación es evitarla”. Alucino con este planteamiento.
Llega
una avispa asiática, te pica te mueres y ¿por qué Dios no lo evitó?; te haces
un chalet sobre una placa tectónica, hay un terremoto, se come el chalet y
¡tate! ¿Por qué Dios dejó que la tierra se moviera?; hay una guerra, mueren 1000
inocentes y ¿dónde estaba Dios? En verdad, cuánta ignorancia sobre la
vida y Dios.
En el Evangelio están las
contestaciones y, el Evangelio -Al que no se hace caso- es consuelo y esperanza
ante la adversidad. La oración continua es el milagro. Pero como si hablara con
la pared “Sordos y ciegos”…
Cuando entiendas su Calvario y su
Muerte, cuando Le escuches, ofrecerás a La Cruz la enfermedad, las tragedias y
la injusticia. Entonces muchas cosas en ti, cambiarán.
Emma
Díez Lobo
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