No es tan difícil -en gente de bien-
conocer su voto y votar en conciencia. Nada de miedos, ni votos “útiles” ni
falacias temerarias. Siempre, tu honestidad y convicción por encima de todo.
El que vota con miedo a “catástrofes
venideras” y, en consecuencia cree perder su honesto voto, paraliza su verdad. ¡No!,
vota tus principios y valores, vota al candidato que los represente porque los
programas, efectivamente, pueden cambiar…
Si así no lo hicieras y votaras la
“MITAD” de tus convicciones -para que no ganen los otros- no estarás votando en
conciencia sino con miedo.
Los tiempos han cambiado y la añoranza
no es válida. Lamentable aquel que basándose en otras épocas vota con
nostalgia; simplemente no vive la realidad de hoy.
Votar valores y principios es votar a
tu Fe. No la apartes del escaño que puede ocupar en tu defensa.
Si el Evangelio viviera en las urnas
¡qué diferente sería!; si los principios enarbolaran las ideas, qué paz
tendríamos; si “Tu libertad terminara
cuando la mía comienza”, que tranquilidad
en tu vida.
Vota por el bien de tu País, de sus
Ejércitos y su defensa. Vota la Fe cristiana y si no la tuvieras, vota respeto
por la vida, por la unión de los ciudadanos, vota por el equilibrio económico y
huye de “medias tintas”…
Sé honesto contigo mismo y olvida si
pierdes o ganas. Tu conciencia te lo agradecerá.
Emma
Díez Lobo
No hay comentarios:
Publicar un comentario