Viniste
Señor, a enseñarme a reconocerte en mi prójimo.
Viniste
Señor, para grabar en mi alma tu bendita Palabra que me alimenta, me sacia y me
hace estremecer.
Viniste
Señor, para alimentar y hacer crecer la semilla de mi bautismo, para que llegue a
dar buen fruto acogiendo tu Palabra.
Viniste
Señor, para abrir mis oídos entaponados a la escucha de tu voz.
Viniste
Señor, a descolocar “mis cosas” para colocar en su lugar “las
tuyas”.
Viniste
Señor, para ejercitar mi espíritu con el arte de orar, y de esa manera,
enseñarme a amar como tú amas.
Viniste
Señor, a decirme que el que ama, ora, y por lo tanto el que ora, no puede dejar
de amar.
Viniste
Señor, para que mis ojos puedan recrearse en la maravilla de tu creación.
Viniste
Señor, para asumir mis pecados y borrar mi culpa.
Viniste
Señor, a decirme: “Te amo y eres preciosa para mí”.
Viniste
Señor, porque querías escuchar de mis labios, mi respuesta a tu amor por mí.
Que desde lo profundo de mi alma, yo también te amo Señor, Tú lo eres
todo para mí.
Viniste
Señor, para dar tu vida por mí, y un día llevarme junto a Ti.
Viniste
Señor, para ser mi Salvador.
Gracias
Señor! Que el mundo entero conozca tu amor y sepa que en Tí está la
salvación.
(Por
María Pilar Pérez)
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