TARDE TE AMÉ
"Id a trabajar a
mi viña", dice su propietario a unos jornaleros en distintas horas del
día. Trabajar en la viña de Jesús, vemos en Él a este propietario, apunta a la
misión por excelencia de sus discípulos: Anunciar el Evangelio que rehabilita
al hombre abriéndole a la Vida Eterna... las distintas horas de la llamada
representan el arco de nuestra existencia.
Vamos a la esencia de
esta parábola. En la viña del Señor encontramos en primer lugar a los
siervos. Están en la viña por miedos internos, presiones, e incluso por querer
ser alguien ante los demás. Está claro que no saben para qué sirve el Evangelio
aunque hablen de Él, es más, no les sirve ni a ellos, justamente por ser
siervos. Trabajan a disgusto "soportando el peso del día y el calor"
(Mt 20,12). En cambio, Jesús a sus discípulos no les considera siervos, sino
amigos (Jn 15,15)...y la palabra amigo en la Escritura significa "mi otro
yo".
Estos disfrutan
predicando el Evangelio aún en regiones lejanas y siempre expuestas a
incomprensiones y desprecios por los sabios de este mundo... pero son
inmensamente felices pues todo en ellos rezuma Vida. El Señor se la da sobre
todo cuanto más son visitados por la tribulación. Los que han sido llamados al
atardecer, no se frotan las manos por trabajar apenas unas horas...en absoluto.
Recordemos el lamento
de San Agustín llamado en hora tardía... ¡Tarde te amé, tarde te
descubrí Belleza Infinita...!
Una experiencia así,
está a años luz de los siervos.
P. Antonio Pavía
https://www.comunidadmariamadreapostoles.com/
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