viernes, 11 de septiembre de 2020

LA TIENDA DEL ENCUENTRO

 En su caminar por el desierto Israel llevaba consigo la llamada Tienda del Encuentro y cuando hacían un alto en el camino Moisés la plantaba fuera del campamento para quien quisiera estar a solas con Dios. 

 Esta Tienda del Encuentro, figura del Templo Santo de Jerusalén, apuntaba a una promesa de Jesús inimaginable: la Tienda, Morada que Él mismo levanta en las entrañas de todo aquel que escucha y guarda su Palabra en su corazón: 

 "Si alguno me ama guardará mi Palabra y mi Padre le amará y vendremos a él y haremos Morada en él". (Jn 14,23) 

 Prestemos atención; Jesús promete, con su Padre, construir una Tienda-Morada en aquel que no se limite a leer, oír o incluso aprenderse su Evangelio, sino en aquel que, al igual que su Madre,- lo guarda en su corazón- Lo guarda en su corazón quien ya sabe que:

                        El Evangelio es el Gran Tesoro de su vida.

 Como intuyó aquel personaje de quién nos habla Jesús (Mt 13, 44),

este hombre guardó celosamente este Tesoro y no descansó hasta hacerlo suyo.

 Atentos; los mediocres o tibios (Ap3,15) jamás entenderán esto, cegados cómo están por los sensacionalismos, ni siquiera saben para qué sirve El Evangelio de Jesús...! A quien dicen que aman!

 Nos acercamos a este salmista que profetiza está Nueva Tienda del Encuentro, señalando que será como una fortaleza impugnable frente al mal en todas sus dimensiones, incluida la muerte; oigámosle: 

 "Qué bondad tan grande Señor, reservas para los que te aman...” En el asilo de tu presencia los escondes de las conjuras humanas, los ocultas en tu tienda... (Sl 31,20-21) 

 Reparemos en estas palabras: 

 "En el asilo de tu presencia les escondes"

 Un asilo se considera como un refugio, protección inviolable que ningún poder o autoridad podía invadir. Acojamos esta Gran Promesa de Jesús. 

 A todo aquel que ama su Evangelio -y lo guarda-, le levanta su Tienda de Encuentro, en sus entrañas y es en ella, a solas donde:

 "Nos brinda las maravillas de su amor" (Sl 31,22).

 P. Antonio Pavía 

https://www.comunidadmariamadreapostoles.com/

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