Frecuentemente
oigo a personas lamentarse de que, en general, en nuestras Eucaristías la
belleza está ausente y me apena, pues Dios es Belleza por antonomasia.
Sí, la
Eucaristía debería de un ser un reflejo de la Belleza Infinita de Dios; esa
Belleza que como dijo Benedicto XVI abre nuestra alma al Misterio Divino.
En una
ocasión un sacerdote me dijo que la Eucaristía es la Gran Teofanía y así es,
pues Dios resplandece en ella. Teofanía que ha de ir acompañada de la Teofanía,
es decir que la predicación debe de centrarse en un partir la Palabra a los
fieles para que beban el "Espíritu y Vida oculto en ella" (Jn
6,63b).
Dicho
esto, puntualizó que ante la pobreza y frialdad de ciertas, o muchas
Eucaristías, de nada sirve lamentarse sino que "hay que arrimar el
hombro"
Hay que
pasar el boca a boca entre vosotros y, quien tenga buena voz, sepa tocar algún
instrumento musical, tenga sentido de la estética, etc... se presente al
párroco para echar una mano.
Hay
cantos bellísimos tanto antiguos como actuales que pueden sumergir a los
asistentes en el ámbito de esa Belleza que hace intuir que Dios está
resplandeciendo entre ellos.
Puedes
seguir lamentándote y no hacer nada pero no te lo aconsejo, ¡No hagas el
ridículo ante Dios!! Aunque creas que no sirves para nada, Dios sí cuenta
contigo pues para Él vales mucho.
Ánimo...
empezad el boca a boca en vuestros círculos... esa es la primera piedra que
permitirá recuperar la Eucaristía como el "Resplandor de la Belleza de
Dios"
P. Antonio
Pavía
Misionero
Comboniano
https://www.comunidadmariamadreapostoles.com/
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